Olivier Rousteing se despidió de Balmain hace tan solo una semana, y aunque demostró su potencial como talentoso diseñador, tras su salida la casa quedó con el puesto de Director Creativo vacante. Esto duró muy poco tiempo, pues hace apenas unos días se hizo pública la entrada de Antonin Tron como la nueva cabeza creativa de la maison francesa.
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Ser director creativo de una casa de moda histórica no es una responsabilidad menor. Rousteing, durante su larga etapa al frente de Balmain, no solo impulsó sus ganancias sino que logró colocarla en el centro de la conversación contemporánea: la volvió un fenómeno pop, una marca asociada al glamour viral, a las influencers, a la alfombra roja y al maximalismo. Sin embargo, tras más de diez años al mando, el diseñador parecía buscar un nuevo capítulo, uno más personal y quizá más íntimo respecto a su visión creativa. Su salida, inevitablemente, abrió la puerta a una nueva era.
Lo que sabemos sobre Antonin Tron
Tron es el creativo detrás de Atlein, la firma parisina que él mismo fundó en 2016 y que rápidamente se ganó un lugar entre las propuestas más refinadas y sensibles de la moda francesa. Atlein se dio a conocer como un maestro del drapeado, la fluidez y el movimiento del tejido; como un diseñador que entiende el cuerpo femenino desde el respeto y la atención al detalle, y que favorece una estética sensual sin caer en artificios. Su visión es sofisticada, limpia, moderna y profundamente técnica, una combinación que no todas las casas pueden presumir en la actualidad.
Formado en las grandes instituciones de moda de París, Tron trabajó previamente en casas como Louis Vuitton y Givenchy, lo que le dio una perspectiva sólida sobre la construcción, la artesanía y la identidad de marca. Sin embargo, fue con Atlein —y con un enfoque consciente que prioriza materiales responsables— que se distinguió como una voz propia. Su trabajo, íntimo y depurado, se convirtió en un contrapunto perfecto al exceso dominante en la moda post-Instagram.
¿Qué representa su llegada a Balmain?
El nombramiento de Tron sugiere que Balmain está lista para un cambio profundo. La casa fundada por Pierre Balmain siempre ha tenido un ADN marcado por el glamour arquitectónico, el espíritu francés y la elegancia nocturna. Con Rousteing, ese glamour se transformó en un fenómeno digital que conectó con nuevas generaciones. En cambio, Tron podría encaminarla hacia un lujo más táctil, más consciente y más centrado en la construcción que en la decoración.
Todo apunta a una Balmain más técnica y elegante desde la quietud y no desde el espectáculo. Una Balmain que no deje atrás su identidad poderosa, pero que la lleve a un lugar menos ruidoso y más sustancial. La pregunta ahora es cómo equilibrará su sensibilidad minimalista con la herencia maximalista que deja Rousteing.
Lo cierto es que su llegada marca el inicio de un nuevo capítulo, uno que podría redefinir el tono de la moda parisina y devolver a Balmain una sofisticación más clásica, aunque reinterpretada, desde la mirada moderna de uno de los diseñadores más interesantes de su generación.
