Todas las ceremonias oficiales entre los miembros de la realeza son la oportunidad perfecta para conocer más detalles sobre la historia de un país o de una familia. Ya sea por los acuerdos y alianzas que se establecen en cada una de estas ocasiones o por las piezas que acompañan a los gobernantes, los actos públicos nunca dejan de sorprendernos. En esta ocasión fue el turno de un evento histórico para la Familia Real española. Con motivo del viaje de Estado en solitario de Haitham bin Tarik, sultán de Omán, el rey Felipe y la reina Letizia se reunieron con él y con diferentes autoridades en el Palacio Real de Madrid para una cena sin precedentes.
Al evento acudieron distinguidos invitados, así como una delegación de altos funcionarios que acompañó al sultán en este histórico momento, cuyo objetivo fue estrechar los lazos entre ambas naciones. La prestigiosa velada tuvo lugar en el icónico Salón de Teniers, donde Felipe, Letizia y el sultán fortalecieron su relación diplomática.
Una ocasión así debía estar a la altura del guardarropa de la reina, quien acostumbra llevar piezas con intención y significado —en especial si se trata de momentos históricos como este—. Fue así como la monarca no solo rescató un vibrante vestido, sino que sorprendió al lucir una de las tiaras más íntimas y exclusivas del joyero real.
La historia detrás de la tiara de la reina Letizia
Al entrar en el salón del Palacio Real, Letizia dejó muy en claro por qué es una de las mujeres de la realeza más admiradas. Su presencia fue fuerte y determinante gracias a un vestido en color azul eléctrico firmado por The 2nd Skin Co., el cual ya había utilizado anteriormente para la cena de gala celebrada en el Palacio de Ámsterdam. Históricamente, este color ha sido el favorito de los miembros de la realeza, quienes lo emplean para demostrar su estatus, pero también para transmitir serenidad y cercanía.
Otro de los elementos que llamó la atención en el look de la reina fue la majestuosa tiara que la acompañó esa noche. Esta pieza es una de las favoritas de los monarcas por la historia que la precede. Perteneció originalmente a María Cristina de Habsburgo, madre de Alfonso XIII. Fue creada en platino, perlas y diamantes, e inspirada en los tocados tradicionales rusos conocidos como kokoshnik.
Cuando María Cristina falleció, la joya pasó a manos de Alfonso, quien la obsequió a su nuera, María de las Mercedes de Borbón, con motivo de su boda con Juan. Posteriormente, María de las Mercedes prestó la tiara a su nuera, la reina Sofía, y a su hija Pilar. Tras su fallecimiento, la corona pasó a formar parte del joyero real de la reina Sofía, quien la utilizó en diversas ocasiones.
Hoy, la tiara forma parte de las joyas que la reina Letizia tiene a su disposición, aunque es tan especial que solo la ha llevado en tres ocasiones —contando esta última—. La primera vez que la vimos usarla fue en 2018, durante la cena de gala ofrecida al presidente de China, Xi Jinping.
Para completar su look, la reina llevó los icónicos pendientes de chatones que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia, quien estableció que debían heredarse de generación en generación entre las reinas. Con este detalle, Letizia nos recordó que todo en la moda —en especial si se trata de la realeza— tiene una historia que contar.











