Cuando se trata de elegancia moderna, Meghan Markle se ha posicionado como nuestra musa, pues sabe exactamente cómo lograrlo. La duquesa de Sussex volvió a demostrar su afinidad por los looks sofisticados y atemporales tras su aparición en el evento A Seat at the Table, organizado por la empresaria — y CEO de Skims— Emma Grede, en donde se reunió con figuras destacadas del diseño, la moda y el entretenimiento, entre ellas Maria Sharapova y Elsa Hosk.
Para la ocasión, Meghan apostó por un conjunto hecho a la medida de Giuliva Heritage, una firma italiana reconocida por su impecable sastrería y compromiso con la producción sostenible.
El poder de un traje sastre en Meghan
El power suit, en tono camello, uno de sus colores favoritos para lucir sofisticada, en esta ocasión lo eligió con una silueta relajada pero estructurada: un blazer largo de corte masculino y pantalones de pierna ancha que aportaban una sensación de autoridad sutil y refinada.
Bajo el traje, Meghan optó por una blusa blanca ligera que equilibró el look con un toque casual y minimalista, reafirmando su estilo insignia: pulido, natural y sin excesos. Para complementar, eligió unos zapatos de tacón de Balenciaga en tono neutro y joyas doradas de Aurate, una marca neoyorquina que destaca estar confeccionada a partir de materiales reciclados, un detalle coherente con la filosofía consciente de la duquesa de Sussex.
Su maquillaje glowy fue el toque final perfecto. Con una piel luminosa, labios nude y pómulos resaltados, a Meghan se le notaba fresca y segura, mientras que su cabello recogido en una coleta baja y pulida dejó ver su rostro radiante y realzó la elegancia del conjunto.
A su lado, Emma Grede —cofundadora de Good American y una de las voces más influyentes en la moda inclusiva— lució un conjunto de piel de Bottega Veneta que combinó con tacones verdes, creando un contraste visual vibrante con el look neutro y sofisticado de Meghan.
Juntas, ofrecieron una imagen poderosa del liderazgo femenino contemporáneo: mujeres que no solo influencian con su manera de vestir sino también con su visión y propósito. Con este look, Meghan Markle reafirma por qué el “quiet luxury” y el poder de la sastrería clásica siguen siendo sus mejores aliados. Su presencia en A Seat at the Table fue, como su atuendo, una declaración sutil de elegancia, influencia y empoderamiento.