No es un secreto que cada aparición pública de la reina neerlandesa es una lección de estilo, incluso cuando se le capta en contextos casuales, como un paseo con su mascota. Pero hay ocasiones en las que Máxima se destaca aún más, demostrando su conocimiento en moda y su capacidad para lucir impecable en cualquier escenario.
Un ejemplo claro fue su reciente paso por Tilburgo, donde participó en la vigésima edición de Beursvloer Tilburg, un encuentro muy reconocido en la región por fomentar la colaboración entre organizaciones sociales y empresas. Fue justamente la reina quien se encargó de inaugurar los trabajos con un ritual muy especial.
La nacida en Argentina, siempre cercana y sonriente, tuvo en este evento un motivo más para sonreír: como escopetazo simbólico para arrancar las actividades, tomó un pesado mazo para hacer sonar el gong, un momento que dejó divertidas expresiones en el rostro de la monarca.
Sin embargo, este acto no fue lo que más destacó de su aparición —aunque sin duda fue el momento cumbre—, sino su elección de vestuario. Nos encantó verla lucir un vestido con historia y, además, una pieza perfecta para ponerle un toque de color al otoño.
Máxima de Holanda luce el vestido que debe reinar esta temporada
Cuando pensamos en el otoño, nos vienen a la mente prendas más cubiertas y estructuradas, en contraste con lo que se lleva durante los días calurosos del verano. Sin embargo, eso no significa —al menos para las mujeres— que haya que renunciar al color y a los vestidos, y la reina neerlandesa lo ha dejado claro.
Aunque incluso en verano Máxima evita los escotes pronunciados o las faldas demasiado cortas por cuestiones de protocolo, el look que eligió para esta cita fue una oda a la elegancia. Además, el corte es perfecto para esta temporada, en la que las faldas midi se han convertido en protagonistas absolutas.
La prenda, que ya forma parte de su armario desde hace algunos años, es un diseño muy femenino de Oscar de la Renta de la colección prêt-à-porter Otoño/Invierno 2018, casa célebre por su sofisticación y por crear piezas llenas de detalle que nunca pierden actualidad. En esta ocasión, se trató de un vestido de cuello redondo, entallado en la parte superior y con manga francesa. Desde la cintura nace una favorecedora falda midi en corte “A”, confeccionada en un textil estructurado color fucsia, que resalta aún más gracias al bordado en negro con sutiles destellos.
Sin duda, este corte de vestido es ideal para un acto sofisticado en otoño, pues aunque la reina lo combinó con medias transparentes y stilettos negros, también podría llevarse con unas botas altas para un toque más chic.
En cuanto a los complementos, Máxima volvió a demostrar su maestría: un conjunto de piezas en negro jugó a su favor. Destacó un tocado afelpado muy divertido, pendientes de flor elaborados con cuentas, un discreto clutch y su inseparable reloj Tank Must de Cartier, en dorado con correa de cuero.