En el marco de las semanas de la moda más relevantes de la temporada —un circuito que inició en Nueva York y terminará en París—, la de Milán dio mucho de qué hablar. Varias casas presentaron los primeros trabajos de sus nuevos directores creativos, y entre ellos destacó el talentoso Dario Vitale, quien hace unos meses tomó las riendas de una de las firmas más emblemáticas de la industria: Versace.
Fue el viernes 26 de septiembre, en punto de las 8 de la noche, cuando las miradas de los verdaderos amantes de la moda se volcaron hacia el corazón milanés para descubrir lo que el diseñador italiano tenía preparado en su debut para la casa fundada por Gianni Versace en 1978. Tras el trágico asesinato del diseñador, la dirección creativa recayó en su hermana, la carismática Donatella, quien supo mantener viva la esencia de la firma durante más de dos décadas.
Pero una dinastía que parecía intocable vivió este año una transformación profunda: la adquisición de Versace por parte del Grupo Prada y el nombramiento de Vitale como su nuevo director creativo marcaron un cambio de época. Tanto Donatella como Dario asumieron este nuevo capítulo como una oportunidad incomparable para, sí, preservar el legado de Gianni, pero también para ofrecer una visión renovada y profundamente contemporánea.
Con Donatella —ahora principal embajadora de la maison— todavía atenta a los movimientos de la firma que lleva su apellido, lo más fácil para el nuevo director habría sido rendir homenaje directo al pasado, sobre todo en un momento donde el retorno a los clásicos y la estética retro están más vigentes que nunca.
Sin embargo, Vitale, de 42 años, eligió otro camino: reimaginar el legado de los hermanos Versace e incorporar algunos de sus atributos, pero siempre con la conciencia de que la moda mira hacia adelante.
De Gianni y Donatella permanecen las prendas reveladoras, las siluetas atrevidas, los guiños retro con pantalones de tiro alto y estilismos marcadamente ochenteros. Nos encantaron los vestidos y los cortes audaces, pero también hubo propuestas para el público masculino —eso sí, con piezas que bien podrían leerse como sin género.
De la actualidad: toques metalizados, prendas de talle corto, otras oversize, y un detalle que robó miradas: los icónicos estampados de la firma, reinventados con descaro y diversión.
Eso sí, se dejaron atrás los larguísimos vestidos de gala, los excesos de brillo, los escotes imposibles y los cut-outs estratégicos. Vitale apostó por una nueva versión de lo atrevido, más fresca, menos obvia y, sobre todo, más actual.