El sol comienza a esconderse cada vez más temprano y, con él, llegan las lluvias y una nueva temporada. A tan solo unas semanas de despedirnos del verano, de las vacaciones y del clima cálido, damos paso al regreso al trabajo, a los días más templados y a un guardarropa renovado para iniciar con el pie derecho.
En esta transición, algunas prendas se despiden momentáneamente mientras otras regresan para reclamar protagonismo. Entre ellas, el blazer XL —o de silueta oversize— destaca como la pieza clave del momento. Este clásico regresa con fuerza para convertirse en el mejor aliado de la vuelta a la oficina y en un imprescindible que acompaña con elegancia y versatilidad desde la mañana hasta la noche.
El equilibrio entre lo formal y lo urbano
Y es que, aunque hoy en día el blazer es un indispensable del armario femenino, su origen se remonta al siglo XIX dentro del vestuario masculino. Nacido en el ámbito náutico y deportivo, tardó varias décadas en dar el salto al guardarropa de la mujer, algo que ocurrió hasta el siglo XX, especialmente durante los años 20 y 30, en medio de grandes cambios sociales. Fue entonces cuando diseñadoras como Coco Chanel comenzaron a incorporar elementos de la sastrería masculina en siluetas femeninas, brindando a las mujeres de la época comodidad, funcionalidad y un nuevo sentido de estilo.
Sin embargo, fue en los años 60 y 70 cuando el blazer adquirió una nueva fuerza. Se transformó en una pieza poderosa y elegante gracias a diseñadores como Yves Saint Laurent, quien revolucionó la moda con creaciones icónicas como Le Smoking (1966). Celebridades como Diane Keaton y Bianca Jagger lo convirtieron en un símbolo de modernidad y estilo andrógino, especialmente en sus versiones con hombreras y cortes oversize, preparando el terreno para la estética del power dressing que dominaría la década de los 80. Fue entonces cuando el blazer se consolidó como el uniforme de una nueva generación de mujeres que irrumpían en espacios laborales tradicionalmente masculinos.
Desde entonces, esta prenda no ha dejado de reinventarse. Ha acompañado a la mujer en diferentes escenarios: desde la oficina, combinada con faldas lápiz y proyectando seguridad y poder, hasta contextos más urbanos, donde se mezcla con vestidos fluidos y tenis, logrando un estilo casual, chic y contemporáneo.
Cómo combinar un blazer oversize sin perder la figura
Aunque cuando hablamos de esta tendencia pensamos en siluetas amplias —de dos a tres tallas más grandes que la habitual—, existen formas de mantener la figura sin perder estilo. Una de las percepciones erróneas más comunes sobre el blazer oversize es creer que oculta por completo la silueta; sin embargo, incluso en su versión XL, es posible resaltar los atributos del cuerpo con pequeños trucos de estilismo.
Un vistazo a Hailey Bieber lo confirma: basta con conocer la proporción adecuada para lograr un efecto favorecedor. Si al igual que ella, tus piernas son tu mayor atributo, opta por llevar el blazer como “mini vestido”, o bien combínalo con una minifalda o shorts que alarguen visualmente tu figura.
Si, por el contrario, prefieres destacar el abdomen, un traje sastre en dimensiones oversize es una gran opción. Atrévete a jugar con la proporción llevando debajo un crop top o incluso un bralette: de esta forma el pantalón y el saco pueden lucir holgados sin que tu silueta pierda definición.
En caso de que tu orgullo sea la cintura —la parte más estrecha del cuerpo—, un cinturón será tu mejor aliado. Al marcar esta zona, el blazer genera un efecto reloj de arena en la parte superior, perfecto para combinar con faldas, shorts o incluso pantalones.
Finalmente, si lo que buscas es equilibrar hombros angostos, elige un blazer oversize con hombreras. Así conseguirás mayor estructura en la parte superior y la ilusión de una cintura más definida, logrando un balance ideal en toda la figura.
Y si lo tuyo es abrazar el oversize en todo su esplendor, no temas en lucirlo completo. Al final, en la moda no existen reglas estrictas, solo una: sentirte cómoda y segura. Porque más que una tendencia, es una forma de expresión personal.