Durante su descanso en Grecia, Máxima fue captada en un paseo relajado que rápidamente dio la vuelta al mundo. Aunque no se trataba de un acto oficial —donde suele deslumbrar con vestidos de gala y joyas majestuosas—, su elección de vestuario se convirtió en tema de conversación: un caftán colorido con el inconfundible estampado del diseñador Emilio Pucci, lleno de curvas, ondas psicodélicas y tonos vibrantes que evocan al Mediterráneo.
La prenda, ligera y fluida, resultaba perfecta para una tarde veraniega junto al mar, aportándole frescura sin restar sofisticación. Máxima, fiel a su estilo de mezclar glamour con naturalidad, dejó claro que incluso en los momentos más casuales logra transmitir elegancia y mantenerse siempre en sintonía con las tendencias.
El sorprendente estilo de Maxima de Holanda
Fiel a su estilo, la monarca argentina volvió a demostrar que no necesita de escenarios formales para destacar. Desde que llegó a la realeza europea, Máxima Zorreguieta se ha distinguido por un gusto vibrante, atrevido y muy personal, que contrasta con el clasicismo de muchas de sus homólogas. Mientras otras royals prefieren siluetas discretas, diseños minimalistas y paletas de colores neutras, ella apuesta por colores vibrantes, accesorios statement y firmas de moda que celebran el estilo sin miedo a arriesgar.
Así, no sorprende verla con frecuencia en trajes de gala coronados por tiaras espectaculares, ni en vestidos de día con estampados geométricos o florales que resaltan entre la multitud. Sin embargo, en esta ocasión, el detalle que roba atención es su elección de un clásico eterno: el print Pucci, que desde los años sesenta se asocia con glamour, vacaciones en la Costa Azul y un estilo de vida lleno de luz y energía.
Con esta aparición, Máxima no solo reafirma su lugar como una de las royals más arriesgadas en cuestión de moda, sino que también confirma la vigencia de un estampado que, más de medio siglo después de su creación, sigue marcando tendencia.
Máxima apuesta por un estampado de los 60 en su descanso de verano
Los diseños de Emilio Pucci irrumpieron en la moda de manera casi inmediata. En 1947, este diseñador italiano nacido en Nápoles, quien había formado parte del equipo olímpico de esquí de su país y consagrado gran parte de su vida al deporte, aprovechó su creatividad a los 33 años para diseñar un uniforme de esquí para una amiga. Este diseño fue publicado en la revista Harper’s Bazaar, catapultándolo inesperadamente al mundo de la moda. Apenas un año después, en 1948, abrió su primera boutique en la isla de Capri, centrada en ropa ligera y colorida, perfecta para la vida veraniega del Mediterráneo.
El estampado psicodélico de Pucci comenzó a tomar forma a inicios de los años sesenta, cuando su marca ya era reconocida por los diseños gráficos y geométricos de la década anterior. Fue en 1962 cuando el diseñador empezó a experimentar con formas curvas, espirales y ondas en colores intensos, inspirándose en la estética del Op Art y en el movimiento psicodélico que se gestaba en Europa y Estados Unidos.
Hacia mediados de los años sesenta, estos estampados se convirtieron en su sello más icónico: una combinación de geometría libre, vibración cromática y un aire mediterráneo inconfundible. La prensa internacional lo apodó el “Prince of Prints” por su capacidad de unir arte, moda y un estilo de vida cosmopolita, lo que lo llevó a ganarse el favor de la realeza y, eventualmente, a que sus diseños llegaran hasta Máxima de Holanda.