El 29 de julio de 1981, 750 millones de personas alrededor del mundo encendieron su televisor por un mismo motivo: la esperada unión entre Diana Frances Spencer y el heredero al trono, Carlos III. Cinco meses después de haber anunciado su polémico compromiso, la joven pareja preparaba todo para su entrada triunfal en la catedral de St. Paul, donde ambos entrarían como novios y saldrían como una nueva familia. La celebración —considerada uno de los eventos más grandes del siglo— estuvo cargada de detalles que solo confirmaron que la princesa era romántica, soñadora y amante de los guiños llenos de significado.
Uno de los aspectos más aclamados fue ver a la princesa en su entrada al altar con un vestido que hasta el día de hoy permanece como una leyenda de la moda nupcial. Creado por la pareja de diseñadores David y Elizabeth Emanuel, la pieza costó alrededor de 120,000 dólares. Su silueta voluminosa respondía a la tendencia ochentera del momento, con cuello de olanes y mangas acolchadas. Para cerrar con broche de oro y sorprender, Diana eligió una cola nupcial que se convirtió en la más larga de la historia de la realeza, con una medida de más de siete metros.
Sin embargo, incluso dentro de su look nupcial, la princesa logró incluir pequeños y discretos detalles que funcionarían como amuletos de buena suerte para su futuro como miembro de la familia real, al lado del príncipe Carlos.
Estos fueron los amuletos que la princesa Diana incluyó en su vestido de novia
Uno de los detalles más conocidos de la pieza diseñada por David y Elizabeth Emanuel fue que la princesa quiso mantener la tradición nupcial de incluir un detalle azul para atraer la buena suerte. Así fue como Diana pidió a los diseñadores que integraran un pequeño moño azul en la parte trasera del vestido, cumpliendo con esta costumbre que perdura hasta el día de hoy.
Y si bien este detalle fue relativamente visible, hubo otro elemento que permaneció en secreto entre Diana y sus diseñadores. La princesa les pidió que incluyeran un broche en forma de herradura, elaborado con diamantes y oro de 18 quilates, cosido cuidadosamente en la parte trasera del vestido. La herradura simboliza prosperidad, por lo que al añadirlo, Diana manifestaba sus buenos deseos para esta nueva etapa de su vida —aunque, con el tiempo, el desenlace no fuera el esperado.
Otros detalles del look nupcial de Diana
Más de medio millón de personas se reunieron en las calles para ver pasar a la princesa Diana y al príncipe Carlos tras su unión. La boda estuvo repleta de símbolos que nos recuerdan por qué las bodas reales siguen siendo las más emblemáticas de todas.
Para complementar su look nupcial, Diana usó zapatos sin tacón —para no ser más alta que el príncipe— diseñados por Clive Shilton. Estos incluían un detalle grabado con las iniciales de los recién casados. ¿Otro amuleto para que nunca faltara el amor? Es posible.
En cuanto a su beauty look, Diana eligió acompañar su peinado con una tiara que rompía con la tradición y el protocolo real. En lugar de utilizar una pieza perteneciente a la familia real británica, optó por la tiara Spencer, una joya de herencia familiar. Con esta elección, la princesa recordaba que su linaje y origen seguirían siendo parte esencial de su identidad, incluso dentro del mundo público.