Apenas ayer, la familia real española se reunía en Marín para celebrar a la heredera al trono, quien recibió de manos de su padre la Gran Cruz del Mérito Naval. Acompañados por su hija menor, la infanta Sofía, los reyes se reencontraron con la princesa Leonor en un acto que conmovió a muchos, pues mostró al mundo los abrazos que se han limitado en estos meses en los que la futura reina se encontraba en altamar, a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano.
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Al finalizar esta fecha tan relevante en su agenda, los monarcas regresaron a Madrid, pues este jueves tenían marcado un compromiso en el Palacio de El Prado, donde se llevó a cabo una reunión con miembros de los patronatos de la Fundación Princesa de Asturias. Una cita anual en la que, a pesar de ostentar el título y ser presidenta de honor de la fundación, Leonor nunca ha participado.
Como es habitual, cuando se trata de eventos de relevancia en la agenda de los reyes, doña Letizia sobresale gracias a su impecable gusto al vestir, y en esta ocasión no ha sido la excepción, decidió enfundarse en un atuendo muy sofisticado que nos remontó a otra figura icónica de la realeza.
La reina Letizia apuesta por los polka dots para un evento en palacio
Desde que la conocimos como Letizia Ortiz —la ovetense que conquistó al entonces príncipe heredero—, nunca ha estado alejada de las tendencias. En sus días más comunes opta por prendas atemporales, de cortes discretos y pocos adornos; sin embargo, hay momentos en los que se suma a las corrientes del momento o incluso impone su propio estilo.
Tras una jornada al aire libre en la que lució un atuendo bohemio aunque sofisticado, en su más reciente aparición pública la reina ha dejado claro cuál es el estampado más popular del verano: los lunares. Un diseño que llevó en un elegante vestido de aire relajado, pero que nos recordó inevitablemente a la mítica Lady Di.
Y es que, en numerosas ocasiones, la que fuera princesa de Gales se atrevía a lucir este estampado vibrante —que hemos visto resurgir en múltiples colecciones últimamente—, por lo que el vestido de doña Letizia, de base blanca con lunares negros, cuello redondo, mangas largas y falda tableada de largo midi, evocó inevitablemente al que Diana Spencer lució en 1986 durante el Epsom Derby.
La reina combinó el vestido con un cinturón muy fino de cuero negro y, como ya es habitual, optó por los tacones más bajos de su guardarropa: unos kitten heels negros de punta afilada que complementaron con discreción un conjunto en el que lo más llamativo fue el vestido en sí.
Por su parte, el rey Felipe eligió un atuendo elegante, pero ideal para una reunión diurna. Impecable como siempre, apostó por un traje en tono gris oxford que combinó con camisa blanca de finas líneas azules y una colorida corbata paisley en los mismos tonos. Complementos negros, como unos mocasines informales, completaron esta estilosa aparición de los monarcas.