Es la época del año en la que París se viste de Alta Costura. Las casas más emblemáticas del mundo de la moda presentan sus colecciones como celebración a la excelencia artesanal y expresión artística. Pero más allá de los desfiles, la Alta Joyería también reclama su espacio con propuestas que no solo complementan lo major de la moda, sino que elevan su narrativa a nuevas alturas.
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Así fue como el equipo de ¡HOLA! aterrizó en la capital francesa para descubrir Terres d’Instinct, la más reciente colección de Alta Joyería de Messika, presentada en el majestuoso Hotel de Crillon. El encuentro no solo marcó el inicio de una nueva etapa creativa de Valérie Messika, fundadora y directora artística de la maison, sino también la celebración de sus 20 años como un referente en el universo del diamante.
La inspiración y entrega
El escenario no pudo ser más espectacular: una de las salas privadas del hotel, con vistas directas a la Place de la Concorde —ya decorada para las festividades del 14 de julio—, sirvió como telón de fondo para un recorrido íntimo por una colección que nos transportó directamente al sur de África.
Inspirada en un viaje a Namibia, Valérie Messika traduce en las joyas los paisajes infinitos, los contrastes cromáticos y la majestuosidad de la fauna local. A través de dieciséis conjuntos originales, cada pieza traza una ruta sensorial por dunas ardientes, formaciones rocosas y fauna salvaje.
Lo mejor de la colección
Entre las piezas más evocadoras se encuentra el set de collar, anillo y aretes “Amanzi” —que significa “agua” en zulú—, una corriente de diamantes blancos que fluye como ríos entre tierras áridas. La fuerza de los opuestos queda reflejada en el dúo “Zebra Mnyama”, de ónix y diamantes en corte baguette, un homenaje gráfico a la elegancia feroz del animal que lo inspira.
La colección “Roc”, presenta formas escultóricas que evocan formaciones minerales y piedras erosionadas, entre las que resalta un diamante central talla esmeralda enmarcado por destellos cincelados. Famosa por su devoción al diamante blanco, esta temporada la maison se aventura por primera vez en el universo de las piedras preciosas de color.
El resultado es un capítulo audaz y vibrante, donde esmeraldas, rubíes, zafiros, espinelas, granates y ónix dan vida a una nueva dimensión emocional de la joyería. Cada gema parece contener un fragmento de África: las brasas incandescentes de un atardecer en el Kalahari, el verde exuberante de oasis secretos o el brillo turquesa de plumajes exóticos.
A lo largo de la colección, las formas atípicas, los volúmenes superpuestos y los contrastes gráficos se mantienen como una constante de estética poderosa, mientras que el diálogo entre el oro y el diamante se transforma en texturas inesperadas y acabados escultóricos.
Entre nuestras piezas favoritas, destaca el espectacular collar “Kalahara”, con dos diamantes amarillos excepcionales —uno de ellos de casi 35 quilates—, y una esmeralda zambiana de 30 quilates que reinterpreta el conjunto Divine Enigma, símbolo absoluto de la evolución creativa de la maison.
Con Terres d’Instinct, Messika no solo celebra su aniversario con elegancia y poder simbólico, sino que firma un manifiesto de estilo libre, sin fronteras, donde la Alta Joyería se convierte en una experiencia emocional y profundamente conectada con la naturaleza.