Como cada año, el Festival de Tribeca no solo es una celebración del cine, también se convierte en una auténtica pasarela de estilo. En esta edición, Paris Jackson fue una de las protagonistas de la alfombra roja durante la premier de One Spoon of Chocolate, el nuevo largometraje escrito y dirigido por RZA, en el que la hija de Michael Jackson forma parte del elenco.
Para la ocasión, la modelo y actriz llegó acompañada de su prometido, Justin Long, con quien se comprometió hace unos meses. Además de acaparar titulares por su próxima boda y por su papel en esta cinta, Paris también cautivó todas las miradas con su estilo inconfundible.
Desde siempre, la joven de 27 años ha sido considerada un ícono del glamour bohemio. Aunque suele ser retratada por los paparazzi luciendo atuendos urbanos y relajados en su día a día, en cada aparición pública demuestra que domina a la perfección el boho-chic. La alfombra roja de Tribeca no fue la excepción.
Paris Jackson se roba miradas con su look en Nueva York
Hija de uno de los iconos del pop más relevantes de la historia moderna, Paris Jackson ha sabido construir su propia carrera más allá del apellido. Además de seguir los pasos de su padre en la música, se ha consolidado como modelo, actriz y referente de estilo.
Con un gusto innegable por la moda, Paris se ha convertido en toda una it girl, y es habitual verla en eventos ligados a la industria, siempre fiel a su esencia. En esta ocasión, durante la jornada cinéfila de Tribeca, reafirmó su amor por la estética bohemia, aunque con un giro sofisticado.
Este estilo —del que Paris es fiel embajadora— se caracteriza por el uso de telas ligeras, cortes fluidos, estampados que van desde lo floral hasta lo tribal, y una paleta de colores que suele inclinarse por los tonos neutros o tierra, aunque no excluye los acentos vibrantes.
Para esta aparición, Paris revivió una joya de archivo al elegir un vestido de la colección de alta costura de Fendi para la temporada otoño-invierno 2019/2020. Se trató de un diseño largo en lo que parece ser una gasa de seda en tono verde menta muy suave, con un fondo sólido que le aportaba estructura.
El vestido, de mangas largas ligeramente abultadas y ajustadas en las muñecas, caía hasta el suelo y contaba con un delicado remate en el borde inferior en diseño tribal. El gran protagonista de la prenda fue un estampado floral de aire maximalista que recorría el frente del vestido. Completó el look con unas sandalias altas de plataforma que reforzaban su aire etéreo y setentero.
En cuanto al beauty look, Paris apostó por la naturalidad: llevó un maquillaje suave, con ojos ligeramente delineados y máscara de pestañas que enmarcaban sus característicos ojos claros, además de unos labios glossy en tono coral. Su melena, peinada de lado con textura natural, aportó el toque final: relajado, chic y muy fiel a su estilo de aires rockeros.