La gracia de la reina Máxima de los Países Bajos es simplemente incomparable. En cada aparición pública, muestra una sonrisa cálida y cercana, y derrocha elegancia con su innegable buen gusto y estilo. Por eso, cada vez que la vemos en un acto oficial, nos cautiva; y el más reciente no ha sido la excepción.
La reina, nacida en Argentina, se dio cita en Róterdam para la inauguración del Museo Fénix, un nuevo espacio dedicado a la migración. En este importante evento, la esposa del rey Willem-Alexander pudo conocer el trabajo de aproximadamente 100 artistas de distintas partes del mundo que ahora exponen en este nuevo recinto cultural, ubicado en la península de Katendrecht.
Como es habitual en Máxima, un look impecable no puede faltar en sus compromisos. En esta ocasión, eligió un atuendo primaveral y muy fresco, en contraste con el que llevó horas antes en otro evento, donde acaparó miradas con un traje turquesa estructurado y colorido, firmado por Max Mara.
Tras un cambio de look exprés, la reina neerlandesa se convirtió en la fuente de inspiración perfecta para lograr un atuendo de invitada fresco y ligero, elevado de forma profesional gracias a los accesorios. Así fue como lo logró.
El vestido primaveral de Máxima de Holanda
Máxima no decepciona nunca con su estilo. Aunque a menudo luce espléndida con atuendos de múltiples capas y es fanática de los abrigos estructurados, también se ve muy favorecida con estilismos más relajados, como el que eligió para su visita a Róterdam.
Apostando por una vibra primaveral, la reina llevó un vestido corto de crepé rosa, firmado por una de sus casas de moda favoritas. La sofisticada prenda incluía además una capa ligera del mismo tono, que cumplía con las normas protocolarias al cubrir por completo sus brazos.
Fiel a su espíritu fashionista, Máxima no dejó la pieza al natural y complementó su look con accesorios llamativos. El primero: unos pendientes largos, aunque discretos para su estilo. Sin embargo, lo que realmente captó la atención fue su tocado. Para sostener su melena suelta con suaves ondas, la monarca eligió una diadema de flores artificiales, muy elegante, que una vez más la consagra como una de las royals con más estilo de Europa.