Pia Quintana nació en México, donde apenas siendo una niña surgió su amor por la gastronomía. “Las barbies y muñecas nunca fueron lo mío. Leía libros de cocina súper complicados y seguía las recetas de 20 pasos”, confiesa. Algunos años más tarde, el espíritu curioso de la juventud la llevó a Europa y las vivencias del otro lado del Atlántico dieron origen a la hoy reconocida chef que se distingue por combinar sabor y bienestar.
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La cocina no es solo su lugar de trabajo, en este espacio Pia también encuentra un remedio para la ansiedad: “muchas veces cocinar me sirve como terapia”. Por ello no es de sorprender que guarde gran respeto por este sitio: “Si estoy preparando un risotto no estoy en el celular, no estoy mandando mails… estoy cocinando y mi energía se concentra ahí”. Sus platillos son un acto de amor, para ella y para los otros y así ha quedado evidenciado a través de Índigo, el proyecto de catering con el que la chef brinda experiencias únicas a partir de menús creados para cada evento. “Lo que hago me llena, me inspira, me divierte y es lo que echa mi cabeza a andar”.
El detonante para dar el paso de convertirse en empresaria fue significativo. Tras la pandemia y luego de dos años en un proceso de sanación por un diagnóstico de cáncer, surgió Índigo. Un servicio que está por celebrar su primer aniversario y se ha enriquecido gracias a su propia experiencia. “En 2021 llegó el momento de cuidarme a mí, pero yo ya tenía las herramientas. Por mi condición, sabía que no podía comer azúcar, tenía que bajarle al gluten y no comer procesados y ciertos lácteos. Tome muchísimas terapias alternativas, pero la alimentación fue fundamental”.
Declarada fan de la naturaleza, la chef ha tenido la oportunidad de residir en distintos lugares donde puede practicar surf, hike y ciclismo de montaña, actividades que alimentan su corazón tanto como la gastronomía. Uno de estos destinos fue Los Cabos, donde trabajó por diez años en Las ventanas al paraíso cocinando para reconocidas personalidades de Hollywood y el mundo. “Me acuerdo cuando le cociné a Jennifer Aniston, de quien soy muy fan porque crecí viendo Friends con mis hermanas. Se despidió de mi con abrazo y beso. Una tipaza. Atendí a Sean Penn, presidentes, príncipes y princesas, y mucha gente super importante, pero que yo no tenía idea de quiénes eran. Al final del día todos son mortales”.
"Suena a cliché, pero sí cociné desde chiquita. Mi papá me regaló mi primera máquina de pasta a los ocho años".
Pia Quintana
La constancia y disciplina -ingredientes esenciales para esta profesión- han llevado a Pia a cumplir el sueño que tenía desde pequeña, y en su currículum puede presumir de haber “compartido” mesa con Gabriel García Márquez y Leonora Carrington. “Ni me acuerdo qué le hice de comer, pero me senté a tomar un té con ella y me platicaba de Joan Miró y de Max Ernst, su esposo”. Y aunque no imagina su vida alejada del fogón, en caso de retirarse, la chef mexicana se visualiza en la Toscana, estudiando arte y tomando clases de pintura y cerámica, pero mientras llega ese día, seguirá compartiendo el don que posee, a través de su comida.
Una plática con Pia Quintana
Pia, ¿cómo surge este amor por la gastronomía?
Sé que suena a cliché, pero sí cociné desde chiquita. Mi papá me regaló una máquina de pasta cuando cumplí ocho años. Las barbies nunca fueron lo mío. Yo leía los libros de cocina y hacía las recetas de 20 pasos. En mi casa hacía los menús a los 11 años porque me aburría la comida de mi mamá.
En mi casa se organizaban comidas y mi mamá ponía unas mesas muy bonitas, con flores del jardín, cero complicada, pero era el arte de recibir. Crecí con esta parte de convivencia que implica la cocina y la cocinada.
¿Cómo inició formalmente tu camino en esta profesión?
Entonces estudié hotelería dos años, después de ese tiempo tiré la toalla y me metí a estudiar cocina, hice un diplomado, trabajé en México un par de años y me fui a Europa. Allá estuve en restaurantes 3 estrellas Michelin y estuve en la escuela del Ritz de París.
¿Qué significa para ti la cocina?
Para mí muchas veces si es una terapia. En la pandemia buscaba recetas complicadísimas. Y si bien sí es un acto de amor, si estoy preparando un risotto no estoy en el celular, no estoy mandando mails... estoy cocinando y mi energía se concentra ahí.
Como chef, ¿qué tanto te permites experimentar?
Cuando hago alguna receta que es ajena a mi cocina, la primera vez la sigo al pie de la letra y luego ya le voy cambiando.
Soy muy clavada, si voy a dar un menú cubano o hindú hago una investigación exhaustiva, por eso tengo cientos de libros de cocina.
El otro día en una clase le decía a una persona: no tengas miedo, ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿que se queme o que sepa feo? ¡No pasa nada!
Hay veces que haces una receta y queda perfecta a la primera y otras veces tienes que intentar hasta que logras que quede como quieres.
Pia desarrolló su amor por la cocina desde su infancia.
¿Hay alguna de tus recetas que te haga sentir más orgullosa?
La verdad estoy súper orgullosa de mis libros porque hacer un libro es todo un proceso, y cuando ya lo ves impreso es mágico. Al final del día de que me serviría tanto conocimiento si no lo pudiera compartir.
Pia, hablando de magia, ¿qué olor te transporta a algún recuerdo lindo?
Hay miles, es como en la película de Ratatouille, pero la albahaca siempre me recuerda mis prácticas en San Francisco; cuando hago Chiles en Nogada pienso en mi mamá porque ella cumple años en agosto y desde que tengo 15 años en su cumpleaños se los preparo. El bacalao me recuerda a mi abuela en Navidad.
Cuando te toca sentarte a la mesa, ¿qué tipo de comida disfrutas?
Me da flojera la complicación, por eso mi libro se llama "El arte de lo sencillo". Soy muy fan de la simplicidad, si alguien me invita a comer a su casa sopita de fideo o de verduras soy la más agradecida. Estas comidas que son muy de casa me fascinan.
De mis lugares favoritos para desayunar en Oaxaca, es con unas señoras que preparan quesadillas en una esquina con sus anafres. Esas son las cosas que me causan emoción.
Para mí, que otros me hagan de comer es un abrazo, un apapacho.
Pregunta obligada, ¿cuáles son los mejores tacos de la CDMX?
Está difícil, pero soy muy fan del taco de barbacoa del Hidalguense y de los de carnitas de Los Panchos.
"Soy muy fan de la simplicidad, si alguien me invita a comer a su casa sopita de fideo o de verduras soy la más agradecida".
Pia Quintana
A lo largo de tu camino, ¿qué especia ha sido un gran descubrimiento?
Soy fanática de las especias, y hace un par de años una amiga libanesa me presentó el sumac, que se usa mucho en la comida árabe y me obsesioné con su sabor. Todas mis amigas saben que las especias son mi regalo y souvenir favorito.
¿Con qué sabor compararías la felicidad?
El chocolate siempre es felicidad.
Pia, la vida también te ha puesto a prueba...
En 2021 llegó el momento de cuidarme a mí, pero yo ya tenía las herramientas. Por mi condición, sabía que no podía comer azúcar, tenía que bajarle al gluten y no comer procesados y ciertos lácteos.
Tome muchísimas terapias alternativas, pero la alimentación fue fundamental.
Hoy por hoy entiendo a toda esta gente que tiene restricciones. Si tú me dices: no como lácteos, gluten o lo que sea, yo voy a hacerte una comida que siga esas indicaciones y además va a estar deliciosa.
¿Qué es lo mejor de haber seguido tu corazón y apostar por este camino que tú tenías muy claro desde muy chiquita?
Cocinar me llena, me inspira, me gusta, me divierte y es lo que echa mi cabeza a andar. Lo que estoy haciendo ahorita con Índigo me encanta porque cada evento es diferente y una experiencia totalmente personalizada, hecho a la medida. Para mí cada evento es meterme y explorar un nuevo mundo; investigo, averigüo y me emociona echar a andar esta parte creativa.
"La felicidad sabe a chocolate" asegura la chef mexicana.
"Me tocó cocinar para Gabriel García Márquez y a Leonora Carrington. Ni me acuerdo de qué le hice de comer; pero me senté a tomar un té con ella".
Pia Quintana
Te ha tocado cocinar para personalidades súper importantes, ¿el nombre o los títulos imponen?
Al final del día son mortales. Aunque, me acuerdo cuando le cociné a Jennifer Aniston, de quien sí soy muy fan, porque crecí viendo Friends con mis hermanas. Se acerca conmigo y me dice: "Hi, I'm Jennifer, nice to meet you". Luego se despidió de mi con abrazo y beso. Es una tipaza. En las ventanas al Paraíso, donde originalmente solo iba a estar unos meses y me quedé diez años, me acercaba a las mesas y platicaba con todos, pero a veces no tenía ni idea quiénes eran. Me tocó gente súper importante en todos los sentidos; presidentes, príncipes y princesas o ejecutivos a nivel mundial. Como era una cocina abierta, a veces se acercaban a preguntarme qué iba a preparar. Te puedo decir que de 50 celebrities que teníamos en las ventanas, solo uno, y tampoco voy a decir nombre, prefirió que yo no lo atendiera, pero fuera de eso, la gente es buena onda. Y al final, tu chamba es apapacharlos y consentirlos.
Y como estas, debes tener muchas más anécdotas que compartir…
Me tocó cocinarle a Gabriel García Márquez y a Leonora Carrington, y sí soy muy fan. Estábamos Leonora, la clienta, que era amiga de mi mamá, y yo. Ni me acuerdo qué le hice de comer; pero me senté a tomar un té con ella y me platicaba de Joan Miró y de Max Ernst, su esposo.
¿Cuál dirías que es el peor pecado que puede cometer un chef?
Entrar a una cocina y verla sucia o el chef desaliñado con la filipina sucia, es como ver a un médico con la bata llena de sangre. La constancia, la disciplina, la higiene y el orden son fundamentales.
Pia, ¿con que aderezas tu día a día?
Mis mañanas son sagradas; ya sea que me pare a las cinco de la mañana o más tarde, siempre hago ejercicio y me preparo el desayuno. Dedicarme tiempo a mí misma y a mi familia es fundamental. Mis hermanas, mis sobrinos y mi mamá son parte súper importante en mi vida.
Y soy "salvajita", pienso que todavía tengo 25 años. Ando en bici de montaña, hago hikes y buceo con tiburones.