Considerada como una de las mejores películas de los últimos tiempos, hace unos meses se estrenó The Brutalist, la cual estuvo nominada a varios Premios de la Academia por diferentes categorías. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este largometraje abordaba una de las corrientes arquitectónicas y de decoración de interiores más antiguas y aplaudidas: el brutalismo. A partir del lanzamiento de la cinta, el mundo entero volvió a poner su mirada sobre este estilo que hoy sigue conquistando los hogares y rincones más especiales de las personas.
La cinta nos narra la historia de László, un arquitecto que escapa de Europa hacia Estados Unidos para comenzar desde cero su vida. Su vida se llena de retos y obstáculos hasta que consigue un encargo de un hombre millonario para construir un santuario único con un diseño nunca antes visto. Su diferenciador como arquitecto se remontaba a su adopción del estilo brutalista; poco comprendido pero muy admirado décadas después.
Esta historia consiguió recordarnos la importancia histórica y cultural que tuvo este estilo dentro del mundo de la arquitectura y el interiorismo y que hoy sigue inspirando a múltiples diseñadores y amantes del diseño de interiores alrededor del mundo.
Un poco de historia
El brutalismo surgió a finales de la Segunda Guerra Mundial tras los múltiples destrozos que la guerra ocasionó por toda Europa. Fue así que surgió la necesidad de buscar una nueva manera de construir edificios a bajo costo y funcionales para las necesidades de la población. Así es como llegó el concreto y el hormigón a convertirse en los protagonistas de la arquitectura y el interiorismo para crear edificios muy diferentes al modernismo; el cual dominaba la esfera en esa época.
Considerado como uno de los grandes padres del brutalismo, Le Corbusier logró fusionar la innovación, el arte y las matemáticas para revolucionar por completo la arquitectura. Fue él quien logró mostrar la verdadera belleza del concreto para conseguir un estilo atemporal y simple sin perder la elegancia. El resultado fue una nueva tendencia que era amada por muchos pero odiada por otros que lo consideraban un estilo arquitectónico muy austero. Décadas después, el estilo brutalista sigue inspirando cientos de construcciones y diseños para crear espacios amplios, diferentes y perfectos para incentivar la creatividad y la relajación.
Esencia única
La principal característica del brutalismo recae en el uso de materiales “crudos” para mostrar la esencia más honesta de la construcción y los materiales. Si bien pueden usarse otro tipo de materias primas para crear espacios con esta atmósfera, el concreto es el máximo por excelencia. Las formas geométricas también sobresalen en los ejemplares del brutalismo para priorizar estructuras cuadradas, rectangulares e, incluso, circulares para crear esta visión simple y sin pretensiones.
El resultado son habitaciones y espacios llenos de personalidad y con una sensación de amplitud ideal para edificios de gran altura. Si bien el brutalismo, en sus formas originales, se caracterizaba por ofrecer una sensación claustrofóbica con poca iluminación natural, hoy en día se adapta a las nuevas necesidades de las personas e integra fuentes de luz natural como grandes ventanales o domos perfectos para una iluminación y amplitud fuera de serie.
La funcionalidad es otro de los aspectos fundamentales para entender esta corriente pues el principal objetivo era destacar la funcionalidad de los espacios para conseguir una vivienda práctica sin perder su belleza y esencia. Es así que hoy en día es fácil encontrar estudios creativos, oficina o incluso hogares que se adaptan al estilo brutalista con paredes de concreto, muebles minimalistas y grandes entradas de luz. Sin pretenciones y con mucha funcionalidad.