El arte no solo se vive: se descubre como una revelación. Así le sucedió al bailarín profesional Andrés Zúñiga, quien, a los 13 años, casi por accidente, se topó con la danza y con ella, al amor de su vida. Lo que comenzó como una tarde cualquiera recogiendo a sus primas del ballet, terminó siendo el punto de partida de un viaje que lo llevaría a convertirse en el primer mexicano formado en el New York City Ballet. ¿El puente entre ese inicio y el escenario internacional? Gala de Danza.
Fundada por Christina Lyon -quien formó parte de la American Ballet Theatre Jacqueline Kennedy Onassis-, Gala de Danza ha sido desde 2013 mucho más que un evento artístico. Es una plataforma que reúne moda, arquitectura, música, gastronomía y, sobre todo, talento. Pero también es un espacio de impulso y esperanza para jóvenes artistas que, como Andrés, originario de Los Cabos, Baja California, no tenían antes una ventana abierta al mundo profesional de la danza.
“Recuerdo que desde mi primera clase de ballet, no podía dejar de bailar. Me enamoré completamente”, cuenta Zúñiga, quien hará una presentación estelar en Gala de Danza a finales de junio en la ciudad de Londres.
Un bailarín eterno
Su camino no fue fácil. Empezó tarde, enfrentó dudas, lesiones —incluida una que lo dejó fuera de los escenarios por un año— y soledad como joven migrante en Nueva York. Pero siempre tuvo un importante círculo de apoyo detrás. “Christina fue fundamental. Ella creyó en mí desde el primer momento. No solo me guio como bailarín, sino que me demostró que más allá de preocuparle mi carrera profesional, lo que le importaba más era mi desarrollo como persona. Me enseñó que debía tomar decisiones siendo 100% yo mismo”.
A lo largo de los años, Andrés ha logrado una exitosa carrera internacional. Recibió una beca completa para entrenar en la School of American Ballet en Nueva York y, posteriormente, se unió al New York City Ballet. Actualmente es miembro del cuerpo de ballet de esta prestigiosa compañía y ha interpretado papeles destacados en importantes producciones. Su participación en esta edición de Gala de Danza será un momento muy esperado, ya que su talento ha sido una parte clave de la historia del evento.
Esa visión humana de la danza es el corazón de Gala de Danza. Christina Lyon no busca solo formar bailarines técnicos, sino individuos con voz, sensibilidad y confianza. “Me gusta vivir los sueños de los demás para convertirlos en realidad. De eso se trata. Y te puedo decir que es la experiencia más satisfactoria y gratificante de mi vida”, afirma.
Su iniciativa ha acompañado a talentos como Mariana Carrillo, Enrique Bejarano, Andrés Zúñiga y decenas más, desde la infancia hasta su proyección en escenarios globales.
Gala de Danza: donde el talento se convierte en arte universal
Christina recuerda claramente cómo conoció a Andrés: “Se me acercó y me dijo: ‘Quiero ser parte de tu gala’. Le respondí: ‘Lo encuentro ambicioso, pero hagámoslo’. Lo vi en clase al día siguiente y supe que tenía un talento natural”.
Esa convicción la ha llevado a financiar personalmente el proyecto durante años, convencida de que invertir en arte es invertir en el futuro. “No importa cuántas puertas se me hayan cerrado. Es algo que casi no comparto porque para mí lo más importante es apoyar a mis artistas, no importa de qué manera, pues yo sé que ellos necesitan una plataforma”.
El impacto de Gala de Danza ha trascendido Los Cabos, su sede original. Este año, la gala se presentará los días 25 y 26 de junio en el Central Hall Westminster en Londres, y en 2026 se planea llevarla a Egipto. Pero México sigue siendo el corazón del proyecto. “Ahí empezó todo y le tengo un gran cariño, y jamás me voy a alejar. En Los Cabos me di cuenta de que mi mayor deseo es que los niños vean el arte como celebración, libertad y alegría. ¿Qué haces cuando piensas en esas tres cosas? Bailas. Eso es Gala de Danza”.
Y asegura: “Soy una persona que busca soluciones, así que quiero encontrar esas oportunidades en las que podamos atraer a las próximas generaciones, porque ellos serán nuestro futuro. Es un reto difícil pero que se logra con paciencia, pasión y dedicación”.
“Descubrí el amor de mi vida: el ballet”
Para Andrés, mirar hacia atrás es también reinventarse: “Me sorprende lo mucho que ha cambiado mi vida con una sola decisión y de la fuerza que he construido para reinventarme. Me siento muy orgulloso de haber crecido con el respaldo de gente que cree en mí. Si no hubiera sido por Gala de Danza, no habría conocido al amor de mi vida: el ballet”.
Gala de Danza es, al final, eso: un proyecto que cambia destinos, una visión que se expande, que fusiona artes visuales, escénicas y culinarias, pero también es una promesa cumplida para los jóvenes talentos mexicanos que sueñan con tocar los mejores escenarios del mundo con sus propios pasos.