Jacobo & María Ángeles: Los artesanos que ponen el nombre de México en alto
Con un amor profundo arraigado en su querido Oaxaca, y un taller que ha conseguido mover a toda una comunidad, hoy los grandes maestros artesanos nos hablan sobre la inspiración detrás de su trabajo
A 23 kilómetros del centro de Oaxaca se ubica San Martín Tilcajete, un municipio que por mucho tiempo ha abrazado y difundido la artesanía mexicana con pureza y creatividad. Y es justamente ahí donde los artesanos, Jacobo y María Ángeles han echado raíces para formar uno de los talleres artesanales con mayor influencia a nivel nacional e internacional.
Todo comenzó desde la infancia de ambos cuando se vieron rodeados de una influencia cultural, espiritual y artística sumamente enriquecida. “Cuando creces en un pueblo como San Martín Tilcajete, te vas enamorando de sus fiestas y tradiciones. Una de las más importantes es el carnaval. Desde niños, se despierta esa curiosidad cuando escuchamos las campanas, los cencerros... Queremos saber qué es lo que suena, por qué la gente corre, por qué baila”, comparte con el equipo de ¡HOLA! México el maestro Jacobo Ángeles.
Fue con este trasfondo de un conocimiento heredado de generación en generación que hace 31 años que Jacobo y María unieron sus vidas, tomaron la decisión de comenzar a preservar los conocimientos del tallado de figuras de madera elaboradas con copal, en un taller que después sería un referente nacional. “Jacobo y yo éramos artesanos desde chiquitos, pero cuando decidimos juntarnos, hace ya 31 años, lo único que sabíamos hacer era trabajar el campo y el oficio de la talla madera. Por mi mente pasó la idea de migrar, como lo estaban haciendo muchos a nuestro alrededor. Pensé: “vámonos”, pero finalmente decidimos quedarnos, con un propósito claro”, comparte con nosotros María Mendoza.
El trabajo de los maestros artesanos se basa en la creación de figuras de madera de copal que después son pintadas a mano.
El trabajo de Jacobo y María Ángeles se basa en la elaboración de figuras de madera de copal pintadas a mano. Usualmente conocidas como alebrijes, ambos artesanos los conocen como tonas y nahuales pues están inspiradas en los animales protectores del calendario zapoteca. Su pasión y cuidado al detalle les han permitido expandir la cultura y significado de su trabajo a otras industrias y lugares. En 2012, el equipo de "Coco" de Disney Pixar viajó a San Martín Tilcajete para ser inspirados por los alebrijes. Un claro ejemplo de las colaboraciones que han logrado hacer fue su más reciente colaboración con Cloé, la firma mexicana de marroquinería que ha destacado en la industria por su éxito en la elaboración de bolsos, maletas y accesorios que no sólo tengan un toque atemporal y sofisticado pero que también impulsen la esencia mexicana.
Bolso de la colaboración entre Cloé y Jacobo & María Ángeles
Con esto en mente es que a inicios de este año Cloé, a través de su fundador, Carlos Ruíz, se unió a Jacobo y María Ángeles para crear una colección cápsula que fusionara lo mejor de ambos mundos. “La colaboración da en el marco de nuestra plataforma “Cloe Gallery” que fue lanzada en 2016 y que surge como un esfuerzo para maximizar nuestro compromiso con el diseño y con el arte. Ambos, Cloe y Jacobo y María Ángeles, valoran y buscan honrar las tradiciones mexicanas a través de su trabajo. Cloe lo hace invitando a artistas a colaborar en sus productos, mientras que Jacobo y María Ángeles son reconocidos por reflejar los principios espirituales de la comunidad zapoteca en su obra”, comparte con el equipo de ¡HOLA! Carlos Ruíz.
Pieza de la colección Tribu de Jacobo & María Ángeles
¿Cómo fue para ustedes crecer rodeados de esta cultura artesanal?
M: Para mí, haber crecido rodeada de cultura y de todos los oficios que se realizan en esta zona ha sido el mejor regalo, lo más valioso que me dejaron mis papás y mis abuelos. Y no sólo ellos, también toda la gente del valle de Ocotlán. Aquí, todos se dedican a algún oficio: no sólo a la talla de madera, también al bordado, la cerámica, entre muchos otros. En este valle, la artesanía y los oficios no han sido sólo un medio para subsistir, sino una forma de desarrollar nuestros talentos, de descubrir y sacar el potencial que llevamos dentro.
¿Cómo fue que inicia su taller y con qué fin?
J: Nosotros somos hijos de padres artesanos. Nuestros padres nos enseñaron el inicio de la técnica que usamos ahora; nos inculcaron la tradición, la cultura, el tallado en madera de copal. En cada hogar de San Martín, eso era parte de la vida cotidiana. Desde pequeño, mi papá me enseñó a amar a los animalitos. Desde que realizó mi ceremonia de entrega de tona y nahual, sentí una conexión muy fuerte. Fue ahí donde comenzó mi curiosidad por investigar y descubrir de dónde venía todo eso. En esa búsqueda entendí que todo estaba relacionado con el calendario, y que el animalito que correspondía al día de mi nacimiento tenía una semejanza conmigo y con mi energía. Fue ahí que comencé a jugar y tratar de juntar a mi tona y a mi nahual en una sola figura. También jugábamos con animales fantásticos.
M: Queríamos investigar el porqué de la artesanía: de dónde venía el uso de ciertos materiales, por qué se tallaban esas figuras, qué significaban esos animales. Así empezamos a encontrar el hilo conductor de todo esto. Nuestro propósito se volvió claro: dejar un legado para las próximas generaciones. Darle el valor que se merece a la artesanía, no como un simple souvenir, sino como una verdadera obra de arte. Hoy, ese propósito se ve reflejado en nuestro taller. Ya no solo nos dedicamos a tallar piezas en madera; es también un taller-escuela donde realizamos otros oficios como la joyería, la cerámica, el uso de hoja de oro... Eso le da estabilidad y profundidad al proyecto. Lo más valioso es poder compartirlo y dejar un legado.
Este taller ha logrado impactar no sólo a San Martín Tilcajete sino a muchas ciudades, e incluso países. ¿Por qué era importante para ustedes mantener su taller en su comunidad en vez de quizá salir y establecerlo en la capital?
J: El sentido de pertenencia es muy importante. Mi papá me dio ese arraigo, ese amor por la comunidad. Él me dijo: “Vas a vivir dónde está tu ombligo”, y aquí está el mío. Aquí está mi esencia. Ese sentido de pertenencia nos ha hecho sentirnos profundamente orgullosos de ser zapotecos, oaxaqueños y mexicanos. Y cuando nuestras piezas llegan a otros países, sucede algo muy bonito: la obra se vuelve un símbolo que dice “esto es de México, de Oaxaca, de la cultura zapoteca”.
M: Cuando comenzaron los problemas sociales en Oaxaca, por nuestras cabezas pasó la idea de irnos, pero pronto nos dimos cuenta de que eso no formaba parte de nuestro propósito. Queríamos dejar un legado, y seguir compartiendo lo que hacemos con jóvenes de otras comunidades. Hoy, en el taller hay talento de 19 pueblos diferentes, y eso es muy valioso. No todos tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, pero en este taller-escuela van aprendiendo y desarrollando sus talentos, su potencial. Más del 90% de quienes llegan no saben pintar, no saben hacer cerámica, pero aquí aprenden. Y lo que nos ha llevado a hacer todo esto es ese gran sentido de pertenencia que sentimos por nuestro pueblo, por este espacio. Que podamos sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que hacemos, eso es lo más importante.
"Y lo que nos ha llevado a hacer todo esto es ese gran sentido de pertenencia que sentimos por nuestro pueblo, por este espacio. Que podamos sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que hacemos, eso es lo más importante".
El taller de Jacobo & María Ángeles en San Martín Tilcajete
¿Cuántos maestros artesanos o aprendices tienen actualmente y de qué lugares del mundo vienen?
J: Hasta ahora, hemos compartido nuestro modelo con más de 300 talleres aquí en el pueblo. Les hemos transmitido una forma de trabajo que funciona, que pueden seguir siempre y cuando cuiden la calidad y se mantengan fieles a los principios de la comunidad, siempre buscando la innovación.
M: Hemos recibido residencias, estancias y voluntariados en áreas como cerámica, pintura, entre otras. Vienen con la curiosidad de entender cómo es que este proyecto ha crecido tanto y sigue aprendiendo y explorando nuevas técnicas y materiales. Pero más allá de aprender a pintar o tallar, lo que realmente se llevan es entender cómo funcionamos en comunidad. Ese es el verdadero aprendizaje.
¿Nos pueden contar brevemente cómo es el proceso de creación de una pieza y cuánto tarda cada uno de estos proceso?
M: Hablar de los procesos es bien importante. Siempre nos preguntan qué tipo de madera usamos, y es copal. Hace algunos años, todo era muy empírico: se tomaba el pedazo de madera y se le iba dando forma según el tronco. Pero hoy en día hay un proceso antes de llegar a la talla. Primero se hace un boceto, se busca un trozo de madera que se ajuste a lo que se quiere hacer y se comienza a esculpir la pieza en el tronco. Eso toma aproximadamente unas 4 a 6 semanas. Después viene el proceso de curar la madera, que es muy importante para eliminar la termita. Luego viene la lijada, también conocida como la pulida. Después hay que esperar, porque el copal se trabaja húmedo y tiene que secarse completamente. Esa espera puede durar de 7 a 8 meses. Luego se resana para tapar todas las impurezas y se vuelve a pulir para que quede lisa.Después comenzamos a definir la paleta de colores, y si va a llevar algún elemento extra como hoja de oro, plata o alguna piedra, se deja listo el espacio para integrarlo correctamente. En la decoración nos podemos llevar de 2 a 4 meses. En total, una pieza mediana puede tomar aproximadamente un año y medio.
Ustedes no sólo se dedican al arte sino también trabajan de la mano con la conservación, especialmente del copal. ¿Nos pueden contar cómo lo hacen?
J: Hace más de 30 años comenzamos con este proyecto. El maestro Rodolfo Morales nos hizo tomar conciencia de nuestra materia prima. Como artesanos, estábamos cortando árboles, pero no los estábamos reforestando. Él nos hizo ver la importancia de hacerlo. Empezamos en 1994. Éramos 80 artesanos y a mí me tocó coordinar. Las primeras 40 hectáreas fueron comunales y se reforestaron con el apoyo de las autoridades de San Martín Tilcajete. Con el maestro Morales logramos sembrar 10 hectáreas, pero con el tiempo se quemaron. Más adelante, en el taller nace la idea de continuar con la reforestación, pero en zonas más cuidadas y de manera más profesional, para asegurar que los árboles sobrevivan. Actualmente llevamos alrededor de 10 biosferas y cada año sembramos más arbolitos. Este proyecto le da sustento al taller, y sobre todo, queremos dejar algo para el futuro, para que las nuevas generaciones también puedan disfrutarlo.
"Queremos dejar algo para el futuro, para que las nuevas generaciones también puedan disfrutarlo".
Jacobo Ángeles trabajando una pieza pintada a mano
Recientemente colaboraron con Cloé. ¿Cómo fue para ustedes esta colaboración?
J: Con Cloé nos dimos cuenta de que lo utilitario también es parte de nuestra expresión: las maletas, las bolsas, etc. La moda no está peleada con Jacobo y María ni con nuestros dibujos. Vamos haciendo sinergia y vamos poniendo en alto nuestra cultura zapoteca y nuestro estado.
M: Con Cloé, todo nació de una idea. Nos visitó el dueño, y a mí me tocó recibirlo. Yo estaba pintando y escuché que un señor dijo: “Hacen colaboraciones... me gustaría algún día hacer una colaboración”. Fue entonces que me acerqué, y así comenzó la conversación, como todo un sueño. Después de un año, se comunicaron con la intención de que creáramos algo juntos. Para nosotros fue una manera de seguir aprendiendo. Eso es lo bonito del arte: que siempre estamos creciendo y aprendiendo cosas nuevas.Algo que me gustó es que Cloé es una marca mexicana. Platicamos, y su equipo tiene un interés genuino por sus colaboradores. Hubo muchas coincidencias. Tanto nosotros compartimos lo que sabemos, como ellos nos comparten lo que saben, y así seguimos sumando en nuestro entorno y en nuestro México.
Los alebrijes no sólo tienen un significado artístico sino también espiritual. ¿Para ustedes qué representan?
J: Para nosotros, son nuestros animales protectores, nuestros espíritus. No hay que olvidar que, antes de lo comercial, tienen un valor profundamente espiritual. El ser humano ha ido perdiendo esa conexión por causa de la tecnología. Hemos visto que, hoy en día, cuesta más trabajo estar tranquilos, dormir, comer y vivir de manera plena, porque nuestros espíritus no se sienten en paz. Es por eso que, para nosotros, los tonas y nahuales son tan importantes: son nuestros guías, nuestros protectores. Son quienes nos ayudan a estar más presentes en la vida.
M: Son nuestros guías espirituales, tienen un gran significado. Para nosotros no es solamente un elemento para rellenar o decorar un espacio, sino es para llenar el alma de alguien.
¿Qué ha hecho el arte en sus vidas como personas pero también como familia?
J: Nos sentimos muy orgullosos como familia. A veces solo se ve el resultado, pero detrás de todo esto hay grandes tropiezos, grandes retos que hemos podido superar. Pero de esas crisis fue que surgieron nuestros diferentes proyectos que alimentan más a nuestro taller. A la familia nos ha permitido crecer, y siempre buscando ser humildes, juntos, unidos, y sin perder nuestro propósito de dar a conocer nuestro arte.
M: Ha sido parte de mi escuela, de mi carrera; esa carrera que nunca estudié porque no tuve la oportunidad, pero que, gracias al arte, me ha llevado a muchos lugares, me ha permitido conocer distintas culturas, valorar la cultura que tenemos, cuidar de nuestro entorno y ser responsable. Eso es muy importante, porque no se trata solo de comerciar, sino de preservar y compartir de una manera digna. Mi vida ha tenido un gran cambio, tanto la mía como la de mi familia. Ricardo y Sabina, mis hijos, nacieron rodeados del arte. Ricardo dice que el taller es su hermano mayor, porque cuando él nació, el taller ya tenía un año. El arte ha transformado nuestras vidas; nos ha enseñado a ver la vida con respeto, con orgullo, sin perder ese sentido de pertenencia de dónde venimos. Agradezco que se haya dado la oportunidad y la facilidad de crecer juntos en una comunidad donde, hace 30 años, no veíamos con claridad cómo salir adelante. Me siento muy contenta de que nuestros hijos se hayan sumado a la dirección del taller, que estén aportando y ayudando a que todo esto siga creciendo.
"No se trata solo de comerciar, sino de preservar y compartir de una manera digna".