En ‘El Cielo’ restaurante, la cocina se hace creativa por su santidad: Juan Manuel Barrientos
Si en el Cielo existiera una cocina, estoy seguro que el chef sería Juan Manuel Barrientos, nada más y nada menos que el colombiano creador de “El Cielo” restaurante. Y es que metafóricamente hablando, “Juanma” como cariñosamente se le conoce, tendría el título de santidad; pues, lo que sale de su atelier de cocina se traduce como la sofisticación de la cocina colombiana, razón por la cual este año ambas sedes ubicadas en Washington D.C y en Miami han sido honradas con su primera estrella Michelin.
Conversar con él es tan delicioso como degustar un platillo ensamblado por sus manos. Lo conocí hace muchos años en Medellín, Colombia, en la intimidad de su atelier, lugar que aún funciona como base para el Grupo “El Cielo” y en el que además han salido miles de recetas, que han dejado a muchos con ganas de más. En sus restaurantes, tanto dentro y fuera de Colombia, su propuesta es hacia una cocina creativa, que por consiguiente asevera que la creatividad –en sus fogones– se cocina.
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Entre las nubes de su restaurantes –y sigo en plan metafórico– su equipo ensambla experiencias guiadas a comensales que terminan disfrutando de un momento único, extrasensorial y vanguardista, con ingredientes nobles enfocados en la tierra del café, Colombia. Una magia “Glocal” – sí, de acento local, pero de mirada global– y de un refinamiento absoluto, distintivo y hasta divertido. Después de siete años, este pedazo o trozo de “Cielo” ubicado en Brickell, Miami, celebra su inclusión en la exclusiva y sacrosanta guía Michelin.
“The Experience” o “La Experiencia” continúa siendo mi alternativa favorita, pues a través de 21 platillos conlleva a un viaje de sabores, en los que sus papilas gustativas se pasearan desde las playas de Cartagena, hasta la misteriosa selva Amazónica.
Si bien el menú varía por temporada, existen platillos fijos que se han convertido en un ícono para sus visitantes, entre ellos: La Chocoterapia, en donde el mesonero le hará saber que es necesario comer con las manos para disfrutarlo al máximo; El Árbol de la Vida, que es un delicioso pan de yuca fusionado con un queso blanco colombiano, entre otros.
Quizá una de las propuestas que más me sorprendió, por ese cruce de océanos en tan solo un bocado, sea la fina arepa de choclo con caviar, pues se traduce a una explosión de sabores y de culturas.
Ni hablar de la cazuela de mariscos, que en un abrir y cerrar de ojos me trasladó a las playas del caribe con ese sabor fresco, excepcional y artesanal. Esté usted preparado, pues muchos de los momentos también vienen acompañados con la famosa Aguardiente colombiano, que probablemente le servirá de perfecto complemento a este fantástico menú celestial.
A “El Cielo” fui y a “El Cielo” regresaré…
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