María Gabriela de Faría lleva a su país en el acento, en su humor contagioso y hasta en la comida que comparte con generosidad en los sets de rodaje. Desde pequeña entendió que lo suyo era contar historias, y lo hizo con la misma naturalidad con la que otros aprenden a leer. A los cinco años, mientras muchos disfrutaban el recreo, ella ya interpretaba escenas en telenovelas. Su carisma y desparpajo la convirtieron en una figura habitual en la pantalla chica, dejando claro que lo suyo no era una fase, sino destino. Su carisma la consolidó como una presencia habitual en la televisión venezolana y, cuando era adolescente, Isa TKM de Nickelodeon la había convertido en un rostro conocido en toda América Latina.
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"Me encantó esa primera vez frente a las cámaras", recuerda. "Le rogué a mi mamá que por favor me siguiera llevando a castings y cosas así. También era una forma de sobrevivir para mi familia. Éramos muy pobres. Así que el hecho de conseguir un trabajo que pudiera pagar mi escuela, la de mi hermano y, a veces, hasta la renta, era increíble. Y de niña, me sentía muy orgullosa de eso".
La industria del cine y la televisión en Venezuela ha enfrentado desafíos significativos en las últimas décadas. A pesar de contar con un caudal inagotable de talento, las condiciones para desarrollar carreras sostenibles han sido limitadas, lo que ha llevado a muchos actores con grandes aspiraciones a proyectarse más allá de sus fronteras en busca de nuevas oportunidades y escenarios donde seguir creciendo.
"Quiero hacer esas cosas que me dan miedo. Lo que me cuesta trabajo, eso es lo que ahora busco".
"Siempre sentí que me faltaba algo", dice. "Quería aprender una técnica, una forma de adquirir herramientas... y también quería aprender inglés". Se ríe, recordando que su primera parada en el extranjero fue Miami. "Enseguida me di cuenta de que no iba a aprender inglés en Miami. Estaba muy contenta y me siento muy cómoda en Miami, pero necesitaba algo más, así que vine aquí".
Esa trayectoria la llevó eventualmente a Los Ángeles, donde tuvo que aprender inglés y comenzar desde cero, abriéndose paso por mérito propio. Hacer carrera en la industria del entretenimiento no es tarea sencilla, especialmente si se considera la historia de las actrices venezolanas en Hollywood, cuya presencia, aunque intermitente, ha marcado hitos importantes en los grandes espacios de la industria.
Conseguir papeles importantes sigue siendo una batalla cuesta arriba, pero cuando las latinas triunfan, no solo llenan un espacio, sino que lo dominan. Sus actuaciones no se integran simplemente; reverberan, dejando tras de sí personajes que desafían, inspiran y perduran. En una industria donde la visibilidad es poder, estos avances no son solo victorias, sino hitos.
La preceden figuras como María Conchita Alonso y la propia Patricia Velásquez, mujeres que lograron abrirse paso en contextos igualmente desafiantes.
María Conchita, nacida en Cuba y criada en Venezuela desde los cinco años, se convirtió en uno de los rostros latinos más visibles de los años ochenta y noventa. Debutó en cine con Fear City (1984) y ganó notoriedad con Moscow on the Hudson (1984), junto a Robin Williams. Su trayectoria incluye títulos icónicos como The Running Man (1987) y Predator 2 (1990), y en 1995 hizo historia al convertirse en la primera actriz hispanoamericana no nacida en Estados Unidos en protagonizar un musical en Broadway, Kiss of the Spider Woman.
Patricia, quien inicialmente formó parte del exclusivo círculo de supermodelos de los años noventa y desfiló en las pasarelas más importantes del mundo, se abrió paso en el cine con The Jaguar (1996) y dio su gran salto a Hollywood con la saga de The Mummy (1999), donde ganó proyección internacional.
Aun así, estos referentes y una decena más siguen siendo la excepción en una industria marcada por barreras y contrastes. María Gabriela lo sabe. Consciente de lo poco común de su lugar en ese escenario, asume su rol con orgullo y un profundo sentido de propósito: representar con autenticidad, disciplina y talento en Hollywood.
En su interpretación de Angela ‘Angie’ Spica, The Engineer, en la esperada película Superman de James Gunn, María Gabriela no solo da vida a una antiheroína compleja del universo DC. Está marcando un antes y un después. Con cada escena, gana terreno no solo para ella, sino para toda una generación de actores venezolanos que rara vez se ha visto reflejada en personajes de esta magnitud. Con este papel, María Gabriela de Faría no sólo se convierte en el centro de atención, sino que ilumina el camino para que otros la sigan.
¡HOLA! se reunió con María Gabriela de Faría en Los Ángeles, donde protagonizó una sesión de fotos exclusiva y compartió una conversación íntima en un momento clave de su vida. Fuera de cámara, su energía era luminosa, aguda, auténtica y naturalmente carismática. A medida que avanzaba la charla, más allá del brillo de una carrera en ascenso, lo que destacaba era su claro sentido de propósito. Entre risas, anécdotas familiares y reflexiones sobre el camino que la trajo hasta aquí, María Gabriela dejó que su personalidad brillará con la misma seguridad y franqueza que hoy la definen dentro y fuera del set.
"De tres a cuatro horas al día, todos los días, durante ocho meses antes de empezar el rodaje. Ahora sé que puedo soportar ese dolor y sobrevivir... Incluso me entusiasman más papeles de acción. Pienso: 'Tom Cruise, ten cuidado'"
Donde todo comenzó
Cuando se le pregunta por sus inicios, el rostro de María Gabriela se ilumina y responde con un orgullo evidente: "Nací y crecí en Caracas, Venezuela, y comencé mi carrera allí. Soy actriz infantil", cuenta con una sonrisa. "Lo curioso es que no pasé por las etapas típicas de los actores infantiles, como la fase rebelde y todo eso. Siento que tuve una experiencia muy positiva".
Ese viaje, explica, fue marcado por la presencia constante de su madre. "Mi mamá estuvo conmigo todo el tiempo. Nunca estuve sola. Me sentí segura. Sentía que simplemente iba a divertirme con mis amigos adultos". A los cinco años, ya trabajaba frente a la cámara. "Empecé muy joven. Hice todas las telenovelas de Venezuela. Era la hija de todos los protagonistas de todas las telenovelas".
La familia, siempre primero
Para María Gabriela, su vida familiar y su carrera siempre han ido de la mano. "En mi mente y en mi corazón, están muy conectadas".
Su madre, en particular, fue una presencia constante desde el inicio. "Siempre estuvo ahí conmigo. Era como mi momager. Iba a las sesiones de fotos y me decía: ‘María, no me gusta esa foto’ o ‘mejor no digas eso’". Por eso, asegura, siempre ha querido compartir cada logro con ella. "Siento que ella lo entiende".
Con su padre, en cambio, la conexión fue distinta. "Está muy, muy orgulloso, pero no lo entiende del todo". Recuerda con humor cómo reaccionó cuando le mandó un juguete con su personaje, para sorprenderlo con la noticia de que había conseguido el rol en la película de Superman. "No estoy bromeando, pasó como seis meses diciendo: ‘¿Pero esto es una novela inspirada en Superman?’ Y yo: ‘No, no. Esto es Superman’. ‘¿Pero te refieres a Hollywood?’ ‘Sí".
No fue hasta que lo llevó al set, durante su última semana de rodaje en Atlanta, que todo hizo clic. "Tuvimos que filmar en un estudio enorme. La tecnología era una locura. Y mi papá... se le cayó la mandíbula. Ahí lo entendió".
"Le rogué a mi mamá que por favor me siguiera llevando a castings y cosas así. También era una forma de sobrevivir para mi familia. Éramos muy pobres. Así que el hecho de conseguir un trabajo que pudiera pagar mi escuela, la de mi hermano y, a veces, hasta la renta, era increíble. Y de niña, me sentía muy orgullosa de eso".
El audaz movimiento que lo cambió todo
Su determinación, asertividad y audacia, incluso desde muy joven, pronto se convertirían en su sello personal. Con solo 14 años, María Gabriela se presentó al casting que marcaría un antes y un después en su carrera: la primera serie con guión original de Nickelodeon Latinoamérica. Audicionó para el rol y, al día siguiente, no se sentó a esperar una respuesta. "Fui y toqué la puerta. Entré a una sala con como 20 personas y les dije: ‘Hola, no me conocen, pero audicioné ayer y creo que soy el personaje".
Uno de los productores, que hoy es su amigo, la puso a prueba. "Me dijo: ‘¿Ah, sí? ¿Y cómo sabes que eres el personaje? ¿Leíste los guiones?’ Y yo le respondí: ‘Nope, no sé nada del show, pero creo que esta soy yo. Bueno, chau.’ Y me fui". Al día siguiente la llamaron: el papel era suyo. Esa seguridad era exactamente lo que buscaban para el personaje.
"Supongo que era una joven muy valiente. No creo que haría algo así hoy", admite entre risas. "Pero gracias a ese show, tuve la oportunidad de recorrer el mundo en giras. La primera temporada la filmamos en Caracas y la segunda en Bogotá, Colombia".
Comenzar de nuevo y en un nuevo idioma
La decisión de mudarse a Estados Unidos no fue solo por buscar mayores oportunidades, sino también por crecimiento personal.
"Sentía que había hecho muchas cosas en América Latina y era muy feliz. Pero empecé a trabajar como actriz a los cinco años, tuve que elegir: o estudiaba en la escuela, o estudiaba actuación. Y en Venezuela no tenemos escuelas de arte como tal, así que terminé la escuela y aprendí actuando, sobre la marcha".
Si bien su primera parada fue Miami, pronto entendió y aceptó que no era lo que buscaba. "Me di cuenta muy rápido de que no iba a aprender inglés en Miami", dice entre risas. "Estaba feliz, muy cómoda en Miami, pero necesitaba algo más".
"Mi mamá estuvo conmigo todo el tiempo. Nunca estuve sola. Me sentí segura. Sentía que simplemente iba a divertirme con mis amigos adultos".
"También quería aprender inglés. Así que, a los 21, decidí mudarme a Los Ángeles para estudiarlo". Empacó y se fue dispuesta a empezar desde cero. "Sí, como adulta...lo cual no recomiendo. No lo recomiendo", añade con humor, recordando lo que implicó aprender un nuevo idioma a esa edad.
El papel de su vida
Cuando se le pregunta cómo fue conseguir el papel en Superman, María Gabriela no disimula la ansiedad que vivió durante el proceso.
Estaba en el gimnasio, en la caminadora, y sabía que ese era el último día para recibir una respuesta. "Ese día lo iba a saber, sí o sí", recuerda. Su esposo incluso le tomó una foto mientras hablaba por teléfono con su agente.
La llamada que cambiaría su carrera llegó después de semanas de incertidumbre. "Me tuvieron esperando como un mes…", recuerda. Era simple: ganar o perder. "Mi vida iba a volverse increíble o iba a estar realmente triste", confiesa.
"Tenía muchas ganas de recibir una buena noticia…y la recibí. Pero no me lo creía del todo", admite. Cuando la contrataron, Hollywood estaba a punto de entrar en huelga. "Firmé el contrato la noche antes de que empezara la huelga, y después… silencio total".
Ya en la hora cero, sonó el teléfono. "Mi agente me llamó y me dijo: ‘Ellos no pueden hablar contigo, tú no puedes hablar con ellos, pero te estoy diciendo que el papel es tuyo'". Pero el momento no fue precisamente directo. "Fue terrible, porque empezó con: ‘Bueno, ya hemos estado aquí antes’. Me dijo eso. ‘Ya hemos estado aquí antes y creo que es mejor arrancar la curita de una vez. Lo siento mucho, pero…te lo ganaste.’ Y yo le dije: ‘Wow, no me hagas esto’", recuerda con una mezcla de muchos sentimientos, pero sobre todo, con alivio.
Todavía con la emoción a flor de piel, María Gabriela revive el momento mientras comparte la anécdota de su reacción. La noticia la tomó por sorpresa y la alegría fue imposible de contener. "Grité en el gimnasio...Lo primero que hice fue ir a Party City a comprar capas de Superman. Caminé por Pasadena con la capa puesta. La gente me preguntaba: ‘¿Por qué llevas una capa?’ Y yo decía: ‘Es que me encanta Superman. Soy fan'".
La transformación
Sobre su transformación en The Engineer, admite que fue un reto tanto físico como mental. Al concientizar que ya tenía el rol, todo cambió rápidamente. "Ahora es real. Ok. Más me vale hacerlo bien". Ese fue el pensamiento que cruzó por la mente de María Gabriela apenas cayó en cuenta de lo que implicaba el papel. "Cuando me dieron el trabajo, no estaba en forma en lo absoluto. Estaba pasando por un momento muy difícil en mi vida, y me sentía un poco triste... estaba comiéndome mis emociones".
Aclara que no se sentía mal ni descuidada, pero tampoco estaba en su mejor versión, ni física ni mentalmente. "Recuerdo mi primer entrenamiento con Paolo, y pensé: 'No voy a sobrevivir a esto'. Él les va a decir que no estoy a la altura y me van a despedir". En todo el proceso contó con Paolo Mascitti, uno de los entrenadores más solicitados de Hollywood en la actualidad, quien la guió en un intenso proceso de preparación y disciplina.
Admite que el miedo la acompañó durante mucho tiempo. Su objetivo era claro: "Quería verme lo más parecida posible a los cómics. Pero más allá de eso, el personaje es una badass, una mujer imparable, poderosa, con presencia. Y no lo es porque sea una superheroína o tenga superpoderes. Ella ya era una badass antes de eso". El proceso fue exigente: "Tres a cuatro horas al día, todos los días, durante ocho meses antes de comenzar a filmar". Pero salió fortalecida. "Ahora sé que puedo atravesar ese dolor y sobrevivir...incluso me emociona hacer trabajos físicos. Estoy como: Tom Cruise, cuidado", dice entre risas.
"Fui y toqué la puerta. Entré en una sala con unas veinte personas y dije: 'Hola, no me conocen, pero ayer hice la audición y creo que soy perfecta para el papel'. Fui una adolescente muy valiente. No creo que hiciera algo así hoy".
Más allá de la exigente preparación física, María Gabriela tuvo que estudiar mucho y hacer una investigación intensa. "Leí todos los cómics. Todos los de The Authority, que es la liga de superhéroes a la que pertenece Angela, y los leí todos. También leí todo lo que pude de Superman".
En lo que respecta a la preparación para el personaje, la producción fue generosa con el material de referencia. "Fueron muy amables y nos dieron acceso a la bóveda de todos los cómics de DC. Así que, en nuestro tiempo libre, eso era lo que hacíamos".
Quedó fascinada con The Authority. "Creo que es la mejor liga de superhéroes del mundo. No porque mi personaje sea parte de ella, sino porque realmente son fantásticos. No son buenos, no son malos, se mueven en una zona gris, y eso es divertidísimo. Te da mucha libertad para jugar con ellos".
En cuanto a su personaje, y bajo el estricto hermetismo con el que se manejan estas grandes producciones, logramos indagar brevemente en la historia de The Engineer. Los fans especulan sobre sus orígenes latinos, una teoría que intentamos descifrar, pero María Gabriela nos pone en contexto: "No hablamos de sus orígenes en absoluto", aclara. "Pero hay un par de frases en español que digo...Algo está pasando, sí. Y la verdad, está muy cool".
Lo que viene en su futuro
Sabe que su vida está a punto de cambiar, pero se lo toma con calma. Aquella adolescente audaz que luchó por su primer rol internacional sigue más activa que nunca. Mientras el estreno de Superman se acerca, una película que la llevará a territorios inimaginables, ella ya tiene la mirada puesta en el futuro. "Compré los derechos de un libro de Laura Ferrero y lo estamos adaptando al cine. Quiero contar historias valientes, poéticas y entretenidas".
La venezolana protagonizará junto a Rome Flynn el musical ‘Otra’, dirigido por Armani Ortiz y producido por Tyler Perry. "Es una locura hermosa. Un musical de baile sobre ángeles guardianes".
Aunque no es bailarina profesional, el reto la entusiasma. "Quiero hacer esas cosas que me dan miedo. Lo que me cuesta trabajo, eso es lo que ahora busco".
Al compartir su entusiasmo por la producción, dijo, "Habrá mucho reguetón, mucha salsa, merengue, bachata...y será divertidísimo", comenta entre risas. "Además, estoy explorando un lado muy distinto de mi trabajo. Yo bailo porque somos venezolanos y bailamos, pero de forma casual. No soy bailarina profesional, y para este proyecto, de alguna manera, tengo que convertirme en una. Y eso me encanta".
Para María Gabriela, asumir retos fuera de su zona de confort es parte de lo que más la impulsa. "Esos proyectos en los que tengo que hacer algo completamente diferente, cosas que no manejo, son los que quiero hacer. Eso que me pone nerviosa y me da ansiedad la noche anterior...¿sabes a lo que me refiero?".
A sus 32 años, también comparte que está felizmente casada desde 2020 con otro gran talento venezolano, Christian McGaffney. "Estamos juntos desde que yo tenía 20. Tenemos dos gatos: Eleanor Rigby y Sergeant Pepper. Somos fans de los Beatles", nos dice sonriente, con una picardía muy típica de ella.
Su vida es plena, con los pies en la tierra y un propósito definido. "Me siento tan feliz y privilegiada de ser quien ahora mismo puede hacerlo". En una industria que rara vez da cabida a las superheroínas latinas, y menos aún a las venezolanas, ha llegado a la escena con fuerza, pasión y una armadura que ella misma forjó.
CRÉDITOS:
Chief Content Officer ¡HOLA! Americas | U.S.: Nagidmy Márquez Acosta
Deputy Editor ¡HOLA! U.S.: Andrea Pérez
Deputy Editor ¡HOLA! Americas: Alonso Collantes
Fashion Editor ¡HOLA! Americas: Chiara Primatesta
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Video Editor: Daniel Neira
Fotos: Esteban Calderón
Styling: Rafael Linares
Peinado: Aviva Jansen Perea
Maquillaje: Carola González
Asistente de Styling: Nic Birchall
Asistente de Fotografía: Eduardo Heredia Cabuto
Iluminación: Julio César Sámano