Pablo Cruz sobre interpretar a 'Chespirito'; el reto más grande de su carrera: 'Es un gran regalo de vida'

¿Cómo fue? Fue un proceso muy intenso y divertido. Una de las mayores oportunidades de mi vida, un gran regalo, poder conocer a la familia de Roberto, a sus hijos, a gente que colaboró con él, que lo conoció, incluso amigos míos que yo no sabía que habían tenido algún tipo de capítulo interesante, divertido, alguna anécdota en su vida relacionada con Roberto Gómez Bolaños o con algo que tenía que ver con el contenido de Chespirito. Y es una cosa que nunca me hubiera imaginado. No tenía yo antes ni un conocimiento previo, amplio de lo que era Chespirito.

Siempre supe su existencia, inevitablemente, al ser mexicano, al ser latino, está presente en nuestro lenguaje, en nuestro humor, en nuestras vidas. Pero no tenía primero un acercamiento tan cercano y la familia fue quien me permitió ir descubriéndolo con mucha apertura, con mucho cariño, y luego mis compañeros, cada uno de los intérprete, actores y actrices de la vecindad, de nuestra versión de la vecindad, también me abrieron el camino.

No, yo crecí con una desventaja social, así lo llamo. Yo crecí con una desventaja social, muy consciente, por cierto, es una cosa que yo platicaba y que me había hecho consciente platicando con personas cercanas a mí, que al no haber visto y no haber sido este experto fanático, como lo eran muchísimos de mis amigos y familiares del contenido de Chespirito, hay veces que mi humor se quedaba corto. 

Hay veces que luego entre amigos tenía yo la incapacidad de seguir algún chiste relacionado con Chespirito debido a mi distanciamiento de este programa. Sin embargo, ahora creo que ya me he puesto al corriente con creces.

Exacto, sí. Y eso también habla de que hubo una oportunidad también de mirar al personaje con absoluta objetividad, sin querer cumplir no solo las expectativas del público, sino también unas expectativas mías de haberlo considerado un héroe en mi infancia. Entonces, tal vez el acercamiento hubiera sido incluso más delicado. Y aquí fue un acercamiento muy intenso, muy voraz en ese sentido, de mi parte y del resto de toda la compañía de los directores, de los hijos del mismo Chespirito, lo que queríamos era arrojarnos, aprovechar el riesgo y la oportunidad que teníamos frente a nosotros, y lo conseguimos.

Como bien dices, un momento muy catártico para mí, pero también coincidente con la historia que estamos contando. Roberto tenía 41 años cuando salió el chavo del ocho por primera vez y yo ahorita tengo 41 años. Entonces, pues creo que edades similares es otra cosa que tal vez por la que estábamos unidos, por la edad la similitud de edad y lo que estábamos viviendo en nuestras propias carreras, en nuestros anhelos profesionales. Entonces, pues bueno, lo vivo con mucho entusiasmo, he estado compartiendo esta noticia desde que llegó la buena noticia de que me había quedado en el casting.

Hasta el día de hoy es una cosa que no he dejado de compartir, que he platicado a la gente, que me hace sentir sumamente agradecido, honrado y orgulloso de ser parte de ese equipo. En este caso, tuve la fortuna de ser yo el que estaba ahorita como protagonista de esta serie. Sin embargo, fue gracias a todos los intérpretes alrededor de mí, que pude también conectar con lo que era la esencia de Roberto y de ese equipo de comediantes talentosísimos, que 50 años después de su primera reunión, ese contenido que salió como resultado de su colectividad hoy sigue vigente.

Pues significa una gran responsabilidad, significa saber, concientizar allá afuera hay muchas personas que están esperando que entreguemos este producto con calidad y con justicia a quienes estuvieron y quienes formaron parte de la historia que estamos contando.

Llegaba yo, lo abrazaba, específicamente de quien preguntaste, de Roberto Jr. Llegaba yo, lo abrazaba por atrás o llegaba en el set de sorpresa y lo abrazaba y le decía como le decía su papá, que le decía: ‘Hola, campeón’. Y en el momento en el que llegaba yo, caracterizado de su papá, abrazándolo, en ese momento usando los ademanes y la voz más cercana a lo que hubiera sido la de su papá, llegaba yo y lo saludaba diciéndole: ‘Hola, campeón’ o ‘Buenos días, campeón’, e inmediatamente me decía: ‘Dame 10 segundos, por favor. Estoy viendo a mi papá’. Le impresionaba mucho y a Paulina (Paulina Gómez Fernández, también hija de Roberto Gómez Bolaños) me decía que sentía que estaba constelando durante la serie.

Entonces, sí, eran momentos muy emotivos que vivíamos en conjunto y no me quiero imaginar lo que vivían ellos como familia.

Exactamente, eso era lo que pasaba. Ahora sí que me agarraste perfecto y era muy bonito verlo.

Édgar Vivar nos compartió en el set en algún momento algunas canciones que habían sido compuestas por Chespirito y cantadas e interpretadas por el resto de ‘La vecindad’ en su momento. Y luego, muchos años después, Édgar Vivar, simplemente por el gusto musical que tiene, había decidido revivir esas interpretaciones y jugar desde su casa, con algún editor y remusicalizarlas, ponerle una orquesta, ponerle más instrumentos.

 Y me parecía un ejercicio muy bonito, muy nostálgico, de seguir trabajando sobre algo que está tan cercano a su corazón y a los principios de su carrera. Me parece algo muy bonito que eso habla de la conexión que siguen teniendo incluso ellos mismos, no solo el público, con el contenido que crearon hace casi 50 años.

Yo no tuve la oportunidad de platicar mucho más con Édgar en el set, pero ese momento que compartimos juntos, lo voy a recordar siempre, porque él nos estaba mostrando en su celular las canciones que él había revisitado, solamente por el gusto de hacerlo, porque disfrutaba escuchar el trabajo que había hecho hace tantos años. Me parece eso un detalle muy bonito.

 Y con María Antonieta de las Nieves también tuve un momento para platicar y que me contara ella cuál era su relación con Roberto, a lo que ella especificaba que siempre vio a Roberto como alguien muy paternal, que su relación, desde que Roberto la invitó a ser parte de esa compañía de comediantes, siempre fue de una manera muy paternal, muy cariñosa. Incluso, la invitaban a formar parte de los eventos navideños o lo que fuera, familiares, a casa de Roberto y su familia. Entonces, esas son las oportunidades que tuve de platicar con Edgar y con María Antonieta, para escuchar más acerca de ese momento que vivieron ellos tan bonito y que recuerdan con tanta pasión.

Correcto, la autenticidad la van a ver y van a ver un cuento, una fábula inspirada en su propia autobiografía. Y lo van a ver en momentos de duda, en creación de sus personajes, en decisiones importantes que le costaron trabajo.

Y eso es lo que van a ver, van a ver un cuento muy entretenido, van a ver una historia inteligente y van a ver una historia en donde todos los involucrados quedan muy bien parados, quedan como lo que son, como gente muy talentosa.

Y nosotros estamos hablando también desde la ficción, nosotros estamos interpretando a los personajes que creó Roberto y a una versión de los actores que los interpretaban.

Sí, yo creo que definitivamente es un antes y un después. A todos los actores yo creo que vivimos con la inquietud y la inseguridad de que este proyecto puede ser el último en nuestra carrera, nunca sabemos. Y siempre el hecho de que haya una oportunidad donde nuestro trabajo va a poder ser compartido con una amplia audiencia, es motivo para celebrar y para agradecer.

‘Sin querer, queriendo’… es como esta ironía padrísima de hacer las cosas con un dejo de ignorancia, pero también con una gran voluntad, sin querer queriendo.

Sí, muchísimas veces. De hecho, me encanta platicar que mis conversaciones con Roberto eran con el ejercicio de su propio libro, su autobiografía. Palabras que salieron de su mente, de su tripa, que él mismo editó, supervisó, revisó. Entonces, pues ahí estaba su pluma. Creo que era la síntesis de su vida transmitida a través de su pluma era como lo más cercano que yo tenía a tenerlo a él vivo junto a mí. Entonces, cada vez que yo tenía una duda, hacía una pregunta al libro y siempre, el 100% de las ocasiones, sentí que me contestó.

Me quitaste la palabra, te me adelantaste, pero era gracias, gracias, Roberto. Agradecimiento tengo para él y para su familia. Gracias por haberme hecho partícipe de su legado. Este es solamente una página más en el libro que deja él del legado para toda la vida. Y haber compartido esto es un placer para mí y es un gran regalo de vida.