
Un futuro incierto
Clarissa Molina participó en el reality Nuestra Belleza Latina 2015, del que salió ganadora su hoy amiga Francisca Lachapel. Con los sueños en pausa, el futuro de Clarissa era incierto. Hasta que le llamaron del certamen meses después para que participara en la versión VIP. Un llamado que rechazó al principio.
"Yo quería estudiar actuación en ese momento. Yo no sabía ni qué hacer con mi vida. No tenía casa porque cuando vine a NBL 2015, vendí mi carro, uno viejito. Me dieron 500 dólares. Mi ropa la dejé en casa de mi hermano. No tenía en dónde estar", recordó.
La decisión que cambió su vida
"Me habían llamado en 2015 pero dije que no porque iba para Miss República Dominicana y me quería enfocar en eso. En enero de 2016 me llamaron para decirme que una chica había salido y era la primera en la lista del VIP", contó en una charla en Despierta América.
Clarissa jamás imaginó que se convertiría en la ganadora de aquella edición que la mantuvo como reina de belleza por dos años. "Yo no quería venir porque pensaba que Francisca, una dominicana, ya había ganado. Ya no le van a dar (la corona) otra vez a una dominicana. Esa era mi mentalidad", confesó.
Finalmente, al escuchar su nombre como la ganadora, por la mente de Clarissa no pasaba la emoción de ser famosa, pues al recibir la corona de manos de Francisca Lachapel, pensó en su futuro. "Yo no pensé que iba a ganar. Pero todo lo que pensé en ese momento fue: voy a estar estable, finalmente, con mi casa", dijo feliz.
Ale, la de Tijuana
La historia de Alejandra Espinoza no es distinta a la de sus amigas y compañeras de reality. Nacida en Tijuana, México, Alejandra creció en una familia numerosa en donde se imaginaba como reina de belleza. Pero haber crecido rodeada de carencias la llevó a esforzarse aún más para alcanzar sus sueños.
Antes de ser Nuestra Belleza Latina 2007, Alejandra Espinoza estaba enfocada en participar en Nuestra Belleza México, concurso en el que representó a Baja California, su estado natal.