Con una carrera que ha cruzado fronteras y que lo ha llevado de los escenarios teatrales en México a las grandes producciones internacionales, Demián Bichir es hoy uno de los actores mexicanos con mayor proyección fuera del país. Su nombre figura con naturalidad en el mapa de Hollywood, no solo por la solidez de su trabajo, sino por un reconocimiento que marcó un antes y un después en su trayectoria: la nominación al Oscar por A Better Life en 2011. Sin embargo, lejos de los reflectores, los discursos grandilocuentes y la idea de una fama que transforma personalidades, el actor mantiene una visión clara y serena sobre su lugar en la industria y sobre lo que realmente define su vida.
Durante una charla reciente con el programa De Primera Mano, Demián habló con franqueza sobre el impacto que han tenido estos logros en su día a día y en la forma en que él y su familia conciben el trabajo. “Mi familia y yo siempre hemos creído en el trabajo, en el trabajo dedicado, a fondo, en todo lo que hemos hecho, el teatro, televisión, cine, hágase donde se haga”, expresó el intérprete, dejando claro que su brújula profesional no se ha movido con el reconocimiento internacional. Para él, la actuación no es un privilegio excepcional, sino un oficio que se ejerce con constancia, disciplina y compromiso, valores que ha compartido desde siempre con sus hermanos.
Lejos de asumir sus triunfos como una conquista individual, Bichir subrayó la importancia colectiva de que los artistas mexicanos abran camino en el extranjero. “A mí me da mucho gusto que se hayan abierto otras avenidas, pero eso es bueno para mucha gente, para muchos actores mexicanos también”, afirmó. En ese sentido, el actor considera que cada logro que cruza fronteras beneficia a toda una comunidad creativa, más allá de nombres propios. “Todo lo que cualquier actor mexicano, director, fotógrafo o escritor logre en cualquier parte del mundo es bueno para todos”, añadió, reafirmando una postura generosa y consciente del contexto cultural del que proviene.
¿Se le ha subido la fama?
Cuando se le cuestiona si el éxito y la exposición internacional han modificado su esencia o la de su familia, la respuesta es contundente y sin rodeos. “Para mí no. Lo hacemos desde chavos, mis hermanos y yo, y es una es nuestra forma de vida”, señaló. La fama, en su caso, no es un punto de llegada ni un factor que determine quién es, sino una consecuencia natural de años de trabajo sostenido dentro de la ficción, un territorio que él sabe distinguir con claridad de la vida real.
Esa línea entre lo público y lo personal es, precisamente, uno de los pilares de su equilibrio. “No somos nada especial, comparado con ninguna otra persona, simplemente nos dedicamos a la ficción”, explicó el actor, quien reconoce que el medio en el que se mueve tiene reglas y dinámicas particulares. “En este mundo es extraordinariamente distinto, eso sin duda; pero nosotros entendemos que la realidad es una cosa y la ficción es otra”, puntualizó, evidenciando una madurez poco común en una industria donde el éxito suele confundirse con identidad.








