Maite Perroni volvió a colocarse en el centro de la conversación, esta vez no por un proyecto profesional, sino por un mensaje firme y profundamente personal. Tras varios días en los que su nombre circuló con intensidad en redes sociales debido a críticas sobre su cuerpo, la actriz decidió enfrentar la situación con la serenidad y la madurez que la caracterizan. Hoy, desde una postura más reflexiva y contundente, Maite reafirma un llamado urgente: priorizar el amor propio y poner un alto definitivo a la violencia digital.
La exintegrante de RBD explicó que el origen de su reciente pronunciamiento surgió cuando las opiniones sobre su físico comenzaron a multiplicarse sin control. “De pronto un comentario escaló, y de pronto ya el tema y la conversación alrededor de mi físico se volvió un tema de influencers, un tema de redes sociales, un tema de medios digitales, en donde estaban transgrediendo también ya con una violencia digital que el día por el que hoy en día existe”, compartió en declaraciones retomadas por el programa Hoy. Con el temple que la distingue, reconoció que no era la primera vez que enfrentaba episodios similares, pero sí una de las ocasiones en que decidió poner un límite claro, enfatizando la necesidad de reflexionar sobre el impacto real de estas agresiones en la vida de cualquier persona.
Con absoluta transparencia, Maite admitió que hay momentos en los que la exposición pública la ha llevado a sentirse vulnerable. “Y naturalmente ha habido otras cosas que también me han afectado y que también han violentado mis emociones, cuando me he sentido tan expuesta y vulnerable ante los medios, cuando las redes sociales… y de pronto llega un momento en el que lo logras digerir, lo logras gestionar diferente y puedes entonces tener un punto de vista y plantear una postura, pero es un proceso”, expresó, dejando claro que llegar a este punto no fue inmediato, sino el resultado de un trabajo emocional profundo.
Una lección de amor propio
A sus 42 años, la también cantante reconoce que la madurez le ha permitido desarrollar nuevas herramientas internas para afrontar este tipo de situaciones. “Yo tengo 42 años, y me puede afectar, pero lo puedo gestionar, y puedo hacer un trabajo personal para darle importancia a lo que realmente vale”, afirmó. Y esa claridad, dice, se convierte en un recordatorio constante de que su identidad y valor no están determinados por expectativas ajenas ni por estándares irreales.
Finalmente, Maite habló desde un lugar íntimo al referirse a los cambios físicos que ha atravesado tras la maternidad. “Porque al final yo soy yo, soy esta, con mi vida real, con mi peso como estoy, con mis propios procesos, y abrazándolo mucho y disfrutando mucho la etapa en la que estoy, y eso es lo que importa”, expresó con serenidad. Y añadió: “En mi caso yo podría decir: ‘Fui mamá y mi cuerpo no se ha recuperado al 100%, después de haber sido mamá a los 40 años, en un proceso hormonal en donde obviamente mi cuerpo no responde de la misma manera que si tuviera 20 o 30, pero no quise enfocarme solo en eso, porque el tema de esta apariencia física, de nuestro peso, o de otras situaciones, no importa, lo que importa es cómo lo manejamos y que respetemos la historia de cada persona’”. Con este mensaje, Maite no solo se defiende, sino que alza la voz en favor de miles de mujeres que viven procesos similares y que encuentran en sus palabras un aliento para seguir abrazando su propia historia.
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