En casa de Jacky Bracamontes y Martín Fuentes, la emoción y la aventura suelen formar parte del día a día; sin embargo, pocas experiencias resultan tan significativas como la que el piloto compartió recientemente con su hija mayor, Jacky. A través de un video publicado en su cuenta de Instagram, el deportista dejó entrever no solo la complicidad entre padre e hija, sino también el modo en que ha comenzado a transmitirle esa fascinación por las alturas que lo ha acompañado desde hace años. Las imágenes, musicalizadas con The Fate of Ophelia, de Taylor Swift, muestran a la pequeña participando con sorprendente serenidad en la navegación de la aeronave, una escena que encapsula la esencia de las lecciones que Martín desea inculcarle: confianza, disciplina y el gozo único de dominar el cielo.
© IG: @mft07“Capitana Jacks al mando”, escribió Martín, orgulloso, mientras la cámara registraba a su hija manejando parte del control de vuelo bajo su supervisión. De acuerdo con la publicación, padre e hijas se dirigían a un partido de futbol a bordo de una aeronave, un plan que, para la familia Fuentes Bracamontes, parece tan natural como cualquier salida de fin de semana. Lo que el video revela, además, es la calma absoluta con la que la pequeña se desenvuelve, confiando plenamente en la experiencia de su papá, quien no solo es piloto, sino que también cuenta con licencia de capitán de vuelo.
Obtener ese título fue un logro que Martín celebró profundamente cuando lo consiguió en 2022, según reportó Reforma. Aquel proceso marcó un antes y un después en su carrera, pues representó la culminación de un sueño largamente acariciado. “Tenía muchos años con las ganas de ser piloto de avión. Cuando empecé, me di cuenta que era muy largo el curso, eran muchas cosas teóricas, prácticas, requería mucho tiempo, por eso ahora que lo logré, estoy feliz y muy orgulloso”, compartió entonces. Su entusiasmo por volar y por los motores en general fue el motor que lo impulsó a no rendirse.
© IG: @mft07Una pasión que quiere herdar a sus hijas
Compaginar su formación como capitán con su vida familiar y su agenda profesional no fue sencillo. “Yo ya volaba aviones y helicópteros, pero no lo hacía solo. Me llevó más o menos 12 meses porque estaba a media temporada, corriendo con Lamborghini, entonces, por las competencias, tenía que ausentarme dos o tres semanas”, explicó. A pesar de esos retos, el piloto logró alcanzar su meta y hoy busca seguir creciendo en el aire. “Quiero continuar con el estudio, hacer la licencia de instrumentos y seguir hasta tener mayor experiencia para sentirme más seguro en el aire y llevar a mi familia sin ningún problema”, aseguró.
Para Martín, la pasión por volar no solo es la oportunidad de compartir un pasatiempo con su familia y especialmente con sus hijas, sino de regalarles un legado: el valor de perseguir sus metas y el gusto por las emociones que te transforman. Como él mismo reflexiona, “Lo mejor es la paz que se siente arriba cuando vas solo, la tranquilidad. Tienes que estar concentrado, cualquier error te puede costar muy caro… definitivamente estar tú en el avión te hace meditar muchas cosas”.
