En medio del brillo de su historia de amor y de la reciente boda que selló su unión con Benny Blanco, Selena Gomez vuelve a ocupar titulares, esta vez por un asunto menos romántico, pero igual de significativo: la filtración de los supuestos detalles del acuerdo prenupcial que ambos habrían firmado antes de dar el “sí, acepto”. Detrás de la magia del vestido, las flores y las promesas de amor eterno, la cantante texana habría querido asegurarse de que su vida profesional —construida a pulso desde su adolescencia— permanezca intacta, sin importar lo que depare el futuro.
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Según reveló el periodista Rob Shuter, la intérprete de Love You Like a Love Song solicitó un acuerdo prenupcial “sólido, bien detallado y blindado”, en el que quedara claro que su imperio artístico y empresarial seguiría bajo su control. No se trata solo de sus ingresos por la música o sus derechos como actriz, sino también de Rare Beauty, su exitosa marca de maquillaje que ha trascendido las fronteras de la industria cosmética. En un momento en que el amor y la madurez parecen convivir en equilibrio, Selena quiso que su historia sentimental no pusiera en riesgo el fruto de años de trabajo.
Contrario a lo que podría pensarse, los resportes apuntan a que Benny Blanco habría recibido la solicitud con total calma. Personas cercanas a la pareja aseguran que el productor “no solo no se opuso, sino que lo entendió como un acto de madurez”. Y es que él también posee una carrera consolidada dentro de la industria musical, además de una importante fortuna personal. “Él ama a Selena y sabe perfectamente quién es ella. No tiene problema en firmar lo que sea necesario”, señaló una fuente, destacando la serenidad con la que ambos afrontaron un tema que para muchas parejas suele ser delicado.
Lo que implican las cláusulas
Aunque ninguno de los dos ha confirmado los detalles, circulan versiones que indican que el acuerdo incluiría los derechos de autor del catálogo musical de Selena, los ingresos que genere en su faceta como actriz, las propiedades adquiridas antes del matrimonio y, por supuesto, las ganancias de Rare Beauty. Más que tratarse de una medida divisoria, el contrato habría sido una manera de establecer límites claros y proteger el patrimonio de cada uno, reforzando la transparencia y el respeto que distinguen su relación.
En el fondo, lo que parece delinearse no es una historia de desconfianza, sino de amor consciente. Selena Gomez, más empoderada que nunca, demuestra que se puede creer en el amor sin renunciar a la independencia. Porque si algo ha aprendido a lo largo de su carrera, es que los cuentos de hadas también se escriben con cabeza fría, acuerdos firmes y corazones dispuestos a compartir, sin perder su propio brillo.