A casi una década del sensible fallecimiento de Gonzalo Vega, Zuria Vega sigue encontrando formas en las que su padre parece manifestarse en su vida. Con la sensibilidad que la caracterizan, la actriz compartió que ha sentido su presencia justo en momentos clave, como cuando está por iniciar un nuevo proyecto profesional. Estas señales, lejos de parecer extrañas, se han convertido para ella en un bálsamo emocional y espiritual que la conecta con el legado del hombre que marcó profundamente su camino dentro y fuera del set.
Durante una charla con Venga la Alegría, Zuria abrió su corazón y contó una experiencia reciente que la conmovió profundamente: “Pues fíjate, últimamente veo muchos colibrís, así que… siempre se me empieza a manifestar cuando está contento y bien”, confesó. Cabe recordar que el primer actor falleció en octubre de 2016, a los 69 años, víctima del síndrome mielodisplásico, dejando una huella imborrable en el medio artístico y, por supuesto, en su familia.
La actriz explicó que esta conexión espiritual coincidió con el arranque de un nuevo reto laboral, lo que le hizo recordar las enseñanzas más valiosas que recibió de su papá. “Si mi papá algo nos enseñó, o más que enseñarnos, lo vi, pues fue el respeto al ‘set’. Yo le tengo mucho respeto y mucho amor a este trabajo, y soy intensa y me gusta”, declaró al matutino de TV Azteca. Su entrega al oficio actoral, explicó, es también una forma de honrar la memoria del hombre que le enseñó con el ejemplo.
El duelo tras la partida de su papá
En otra ocasión, durante el podcast Se regalan dudas, Zuria profundizó sobre el duelo que vivió tras la muerte de don Gonzalo mientras esperaba a su primera hija. “Lúa, coincidió con la muerte de mi papá, yo tenía 8 meses de embarazo cuando murió mi papá, pero así tenía que ser, porque de otra manera yo no lo hubiera sobrevivido igual”, expresó.
Y agregó: “A mí, el duelo de mi papá me dio pariendo, ahí fue donde yo hice una catarsis, en lo más animal y ese proceso cambió mucho de lo que yo era después”, agregó, dejando ver cómo el dolor y la vida se entrelazaron en una transformación personal profunda.