Michelle Galván tenía un secreto familiar que desde hace casi 20 años le afectaba demasiado. A los 17 años, siendo apenas una joven en busca de su propio camino, vivió una desagradable separación de su padre que duró cerca de dos décadas, tiempo en el que ella trazó su propia vida siempre a la espera de una reconciliación que no parecía llegar, en una dualidad en la que también vivía el éxito profesional. Un doloroso pasado del que se ha sincerado luego de hacer las pases con su padre y empezar a sanar esa herida con un encuentro en el que su hija, Megan, le dio una gran lección que cambió su vida.
Sin contener las lágrimas, en su podcast Dosis Con Michelle Galván, la presentadora de Primer Impacto explicó que cuando tenía 17 años, las cosas entre ella y su padre cambiaron por completo: "Nuestras vidas tomaron caminos distintos por la distancia, por el tiempo, por las circunstancias, por mis juicios como hija, por mi madurez". El silencio de su parte fue pilar para que el abismo entre los dos fuera cada vez más grande: "Yo creo que es el peor enemigo en cualquier relación que tengamos, incluso con nosotros mismos, es guardar silencio".
Pero la madurez y la maternidad la ayudaron a ver la vida de otra forma, llevándola a enfrentar aquella situación que tenía pendiente en su vida personal. Sin revelar la identidad de su padre, por respeto a no ser una figura pública como ella, Michelle compartió que luego de casi dos décadas viajó a la Ciudad de México para reencontrarse con él.
"Viví así durante 19 años, esperando una llamada, una caricia, una mirada, palabras que no se decían y sintiendo que yo podía hacer algo y que podía cambiar algo. Pero, sabía que yo tenía que dar el primer paso", reveló. Además, su hija Megan, de cinco años, la motivó a dar ese paso, pues quería que la pequeña creciera conociendo a su abuelo. "Cuando llegó ese momento de reencontrarnos no fue fácil. Había muchas emociones de por medio, había mucho miedo. Eran muchas mis preguntas, era mucho mi enojo, eran muchos mis reclamos que traía preparados, que cuando Megan vio a su abuelo que yo le había enseñado en fotos cuando lo vio entrar, mi hija lo único que gritó fue: 'Abuelo te quiero mucho'".
Fue así como Michelle entendió gracias a su hija que debe vivir el momento y dejar atrás los reclamos del pasado. "Me permití por primera vez, sentir y vivir ese momento en su máxima expresión". Para sorpresa de Michelle, su padre, quien viajó desde Guanajuato a la capital, no lo hizo solo. Junto a él iba la media hermana de 15 años de Michelle y su familia, personas a las que ella no conocía, pero que deseaban ese encuentro tanto como ella.
La oportunidad de la vida de volverse a ver y entenderse
Luego de tanto tiempo y tantas experiencias vividas por ambas partes, Michelle no sólo perdonó a su padre por lo sucedido años atrás; sino que ahora, en su papel de madre y tras una polémica separación, vio las cosas diferentes. "Lo perdoné y no solamente lo perdoné por todo lo vivido, las circunstancias cómo se suscitaron, sino que, fue una sanación interna que me ha transformado en muchos sentidos. Incluso con Megan, con mi hija y eso pues también me ha permitido verme como mujer, desde otra perspectiva sintiendo el apoyo de mi papá", expresó.
Tras haber vivido esa experiencia y empezar a sanar su corazón, la periodista aconsejó a sus seguidores: "Si te da miedo mirar el pasado, te abrazo, porque te entiendo, porque estuve en tú lugar... Pero sobre todo recuerda que sanar es un acto de valentía y que cuando perdonamos a otros automáticamente nos estamos perdonando a nosotros mismos. Llegó el momento de sanar. No se trata de recuperar el tiempo perdido, sino de transformar el tiempo que viene".