El 8 de mayo es una fecha muy especial ya que el estadounidense Robert Prevost ha sido elegido como nuevo líder de la iglesia católica en una jornada que ha durado tan solo 24 horas desde el inicio del Cónclave en la Capilla Sixtina. Bajo el nombre de León XIV, el pontífice se erige como el papa número 267 y su elección también ha marcado un hecho particular: es también peruano y mantiene un vínculo estrecho con Chiclayo, una ciudad ubicada al norte del país inca.
Prevost, de 69 años, decidió entregar su vida a la religión en 1977 y posteriormente fue nombrado sacerdote en 1982, a la edad de 27 años. En 1985, hizo su primera misión en Chulucanas, Piura, al norte del Perú. A partir de ahí, comenzó una vínculo con el país sudamericano que se acentuaría con el tiempo, ya que regresaría en varias oportunidades.
Nacionalización peruana
En 2014, el papa Francisco lo convirtió en administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo. Fue entonces que, en un acto de compromiso, expresó su intención de nacionalizarse peruano para continuar con su labor religiosa en dicho lugar. Ese mismo año le fue otorgado su Documento Nacional de Identidad (DNI) para luego, en 2015, ser nombrado obispo de Chiclayo.
Su nacionalización peruana se ejecutó de manera formal tras asumir estos cargos y bajo la legalidad de uno de los concordatos entre el Vaticano y el Estado peruano. Prevost, hoy papa León XIV, formó parte de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) entre 2018 y 2023, y fungió como vicepresidente segundo de la misma. Del mismo modo, fue administrador apostólico del la provincia constitucional del Callao entre 2020 y 2021.
Saludó a su querido Chiclayo en su primer discurso como papa
Durante su primera aparición como papa, León XIV impartió su bendición a los fieles en el Vaticano e hizo mención a Chiclayo, la ciudad peruana en dónde fue obispo. "Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo", expresó en perfecto español.
Su mensaje mantiene plena vigencia: rechazar el odio, defender la esperanza y construir unidad pesar de las diferencias. Su llamado persiste: “Que seamos sal de la tierra y luz en el mundo”.