Estábamos haciendo un proyecto con un grupo de mujeres que hicieron una master class; una de las cosas que estábamos haciendo era crearles su podcast y una de mi equipo me dice, ‘Rashel, ¿cómo es posible que las chicas vayan a tener su podcast y tú no?’. Lo preparamos en tres días, grabamos el primer episodio, el segundo, el tercero... Estoy feliz. No sabes la cantidad de personas que me han escrito, (cosas como) ‘Rashel, no sabes como lo necesitaba’, ‘Sí que necesitamos crecer personalmente y trabajar de adentro hacia afuera...’.

Mi relación con Dios es desde hace más de nueve años. Por más que me decían ‘tú tienes un propósito’ y yo lo veía como algo muy lejano porque yo no sabía cuál era. En todo este viaje de la mano de Dios conociendo más de él, permitiéndole sanar mi corazón, impactar mi matrimonio, sanar a mi esposo de adicciones, durante todo ese proceso yo nunca pensé que el propósito era precisamente este.

A mí me dio miedo muchas veces hablar de mi depresión, de mis divorcios, pero ellos te enseñan que eso para ti que es una debilidad, puedes convertirlo en fortaleza y eso es lo que ha hecho en nosotros. Dios lo que me reveló, porque yo hablo con él como si estuviera hablando con mi amigo, yo le decía ‘tú me sacaste del multinivel... Ok ahora tú quieres que haga algo así?’. Yo decía, ‘me has levantado y él me dice ‘de menos a más’ y eso es lo que yo hago con mis hijos. Él a mí me ha llevado de menos a más en mi relación con mis hijos, mi esposo, mis padres, ha impactado mis finanzas, la manera de ver el mundo, de servirle a los demás... Entonces así vino ‘De menos a más’.

Sí, fue una decisión muy difícil inicialmente cuando vino a mí mente. Yo recuerdo en un viaje que hicimos mi esposo y yo por Italia y Grecia, Dios nos habló muchísimo a los dos y fue ahí donde me vino por primera vez la idea a mi mente. ‘Tienes que salir de ahí porque hay límites’, eso era lo que yo escuchaba. ‘Te estás poniendo límites, hay ciertos países en los que está ese negocio (Monat) en otros no, y yo sé que es un negocio, pero tú no estás para el negocio. Tú estás para ser mi voz’.

Una vez que yo estuve segura, lo primero que hice fue hablar con mis líderes, Ximena (Duque) y su esposo Jay (Adkins). Les dije y ellos saben que somos un matrimonio de fe y me dijo Ximena, ‘si eso es lo que Dios te está mostrando, tienes mi apoyo’. Luego hablé con mi equipo, ellas saben de mi fe y las dejé en buenas manos, con Ximena, y luego fui con el jefe de la compañía y él me dijo lo msimo, ‘tienes todo mi apoyo, yo sé quienes son tu esposo y tú’.

Ximena y Jay son nuestros amigos, tenemos una relación entrañable, no nos hemos separado, gloria a Dios y esa una de las cosas que incialmente siempre estábamos de acuerdo mutuo, nuestra relación no se va a ver afectada, pero como bien dices, empresarialmente, Ximena y Jay tienen un negocio estable, no era como que si Rashel se iba, el negocio se cae. Inicialmente sí hay muchas preguntas del equipo o de la gente que, como no entienden lo de la fe, yo comprendía que iba a haber reacciones como de ‘uy seguro hay algo malo en la compañía si Rashel se fue’ y yo les dije en todo momento la verdad, el que lo entiendan eso ya no depende de mí.

Pero con Jay y Ximena, seguimos nuestra amistad, somos amigos. Ellos tienen un negocio súper estable que no depende de mí o de mi equipo, mi equipo quedó en sus manos. Ellos (Jay y Ximena) han sido grandes menores para mi esposo y para mí, grandes amigos que han estado ahí en los momentos que más los hemos necesitado y que siempre estarán ahí. La gratitud en mi corazón hacia ellos sigue creciendo porque nos siguen demostrando que están ahí para nosotros.

Los episodios tienen que ver desde mi experiencia pero siempre hablando de lo que a mí me ayudó como puede ayudar a los demás. En el caso de la adicción de mi esposo, fue un proceso tan fuerte que vivimos, porque yo sabía que él quería dejarlo, fue como creer en esa promesa. Nuestra historia de amor es increíble porque Dios nos unió. Yo venía con inseguridades, con cosas fuertes; mi esposo con las adicciones y de pronto se unen dos personas que están rotas como decimos... Dios siempre me dio su promesa diciéndome que él iba a salir de ahí pero que yo no lo podía cambiar. Esperar a que el otro cambie es un proceso muy duro. Tuve días difíciles obvio, hubo días que lloraba sin parar... Queremos contarlo, ya lo hemos hecho pero queremos hablarlo más, de hecho hicimos ese capítulo juntos.

(Risas) Yo feliz de la vida. Yo nunca he dicho que no, simple y sencillamente los proyectos que me han llegado a mis manos pues no van relacionados con mi propósito del momento porque Dios nos va transformando. No aceptaría un proyecto solo por regresar, eso sería llevar una vida sin propósito y eso ya no va alineado conmigo.