“Estoy muy contenta porque ha sido muy nuevo para mí trabajar con el tiempo. No sé si tiene que ver en como vivimos la pandemia, siempre mis procesos de álbumes eran bastante acelerados, abruptos. Entre medio de giras escribir. Entonces este ha sido un álbum que tuve un año para hacerlo, de trabajarlo de manera distinta, ir las veces que quería al estudio. Hice más coautorías que en los pasados. Tenía mucha necesidad de la interacción física con la gente. Por ahí fue la cosa de hacer campamento con compositores. Así se fue gestando el producto final que ya ve la luz”.

“Creo que son dos años que, al menos en mi caso, me han hecho mirar para adentro, porque no tienes de otra. En las relaciones de pareja, de tu familia, de la gente que está en tu casa; te das cuenta de que estás más con ellos de lo que era usual, y que las cosas que pasaron desapercibidas porque estaban ocupados, estaban ahí, de frente.

‘El Amor que Merecemos’, para mí, es este álbum que surge después de que me miro y me conozco y sé lo que doy, lo que valgo, lo que deseo y lo que espero de alguien. Desde ahí, ya tengo bien claro lo que en la vida sería ese amor que merecemos, pero tiene que arrancar con esa mirada hacia adentro.

Son canciones que ponen las relaciones interpersonales siendo revalorizadas, reconociendo en dónde debes estar, lo que uno vale y así, de una canción a otra, se fue creando el álbum”.

“Sí, es muy duro porque son los nudos que para desatarlos hace falta mucha fuerza. A nivel de pareja, soy bien vocal y lo que no me gusta lo digo de una. Recuerdo los primeros días de estar en casa, que decía que me deja los zapatos tirados, o cualquier otra cosa. Y mi pareja voltea y me dice: ‘¿te has dado cuenta de que siempre te quitas los lentes de contacto y los dejas por ahí? El cepillo de dientes lo dejas tirado y yo te hago eso todas las mañanas y no te digo nada’... Fue ver lo fácil que es señalar, para mí cosas muy sencillas como esa, o más compleja.

En lo musical, me encantó el proceso de sentarme a escribir porque la música está evolucionando un montón. Hay evoluciones a las que te quieres pegar y otras a las que no. También hay un proceso de resistencia musical, de hasta dónde sí y hasta dónde no. No es que tenga que cambiar de género, pero sí hay un proceso evolutivo, de cómo se están gestando las canciones, de la duración que tienen y si es menor el tiempo, saber cómo puedo capturar y decir las cosas de una manera más contundente, más directa”.

“Pues Alejandro es alguien que ha sido un aliado en varios momentos de mi carrera. Me dio la posibilidad de abrirle shows cuando apenas tenía un sencillo 15 años atrás. Y siempre ha estado ahí, cada vez que pongo que estoy en la misma ciudad que él, tiene el lindo gesto de invitarme a su casa. Es ese tipo de amigo que te busca y te procura.

‘Muero’ es la primera canción que escribo del álbum, la más tradicional. Cuando la cantaba, había algo que me faltaba, y sentía que era una canción que quería compartir con alguien. Amigos, familia me decían que pensara en Alejandro Sanz. Sentía que me iba a decir que no porque sabía que estaba en medio de un álbum por hacer. Pero no me quería quedar con las ganas. Lo llamé e hizo justo eso, me dijo que no: ‘Kany, te quiero mucho, te admiro, somos amigos, pero estoy en medio de mi proyecto y tengo varios duetos. Quiero apoyarte, pero no te voy a dar el lugar que te mereces’.

Le dije que no pasaba nada, y a los 10 minutos, me escribe diciendo que nunca le mandé la canción, y tenía curiosidad de cuál era la canción. A los cinco minutos me escribe para decirme que tenemos que hacerlo posible, sólo me pidió que fuera a partir de abril para que él se desligara de su proyecto. Fue perfecto porque yo quería sacar dos sencillos antes.

Una canción cambia el sentido de las cosas, hace que vires hacia donde no lo pensabas y si hubieran escuchado la canción antes de que él participara, no tiene nada qué ver. Alejandro cambió todo, le dio la posibilidad de que fuera un sencillo, le dio la cara al álbum y para mí es un regalo”.

“Esa parte siempre ha sido la más fácil. Al final las canciones son más de la gente que mías. Desde el proceso creativo siempre pienso que escribo para la gente, para su situación, para sus historias. Como no nace de algo que sea una apropiación, no me es complicado el soltar”.