Nuria Diosdado es una mexicana fuera de serie. La joven, originaria de Guadalajara, Jalisco, es la capitana del equipo de natación artística y por estos días, representa con orgullo a su país en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 . Para la tapatía, estos juegos son sus terceros, ya que anteriormente participó en Londres 2012 y Río 2016, donde puso el nombre de México en alto. En entrevista con HOLA! USA , Nuria nos compartió su emoción por competir en los que serán sus últimos Juegos Olímpicos, sus rituales, sus anhelos más grandes, su filosofía como competidora y los planes que vienen.
Al regresar de Japón, Nuria se enfocará en disfrutar de los suyos y en prepararse para otro gran evento: el día de su boda con su preparador físico Javier Arnaiz, con el que comparte su pasión por la natación, además de un proyecto de vida. Lo que comenzó como una relación profesional en 2017, terminó en un bonito noviazgo, algo que ninguno de los dos se esperaba, pero que los tiene plenos y felices. En el cumpleaños pasado de Nuria, el español le pidió matrimonio y ahora, además de enfocarse en los Juegos Olímpicos, la mexicana prepara su boda.
Muy emocionada, muy contenta. Es algo que he esperado por mucho tiempo, en este caso, un año más el ciclo olímpico duró 5 años. La espera se hizo lenta y larga y ahora estoy emocionada. Es un sentimiento de que quiero que sucedan, pero no quiero que terminen.
El mundo se paró y el volver a competir da miedo, pero afortunadamente nosotras (junto con su compañera Joana Jiménez) tuvimos la oportunidad de competir en Barcelona tuvimos una serie mundial. Teníamos casi 2 años sin competir. El miedo y esa sensación de que necesitábamos desempolvarnos, volver a sentir lo que es competir, ya pasó, ya pasó el miedo. Nos dimos cuenta de que sí nos acordábamos como competir. Regresamos a nuestros rituales, y todos los pequeños errores que ya pasaron, han quedado atrás y ahora solo nos queda disfrutar de Tokio. Habrá que adaptarnos, concentrarnos en nuestro trabajo, en dejar a un lado las cosas que no podemos controlar, pero si lo que sí podemos controlar que es nuestro desempeño y de cómo quiera uno vivir los Juegos Olímpicos.
Es algo muy padre, muy lindo. Ser mexicano… siempre lo digo, en el lugar más raro más lejano, siempre hay un mexicano con una bandera. Es padrísimo, además a donde siempre vamos nos quieren mucho, como que el mexicano es bien recibido. Tenemos el compromiso de hacer ruido, de darnos apoyo entre nosotros dentro de la delegación. Conozcas o no al atleta, pero al verlo con los colores de México, siempre habrá una sonrisa, que se sienta este apoyo. Ahora más que nunca será necesario esta solidaridad entre todos.
Me visualizo disfrutando el momento. Justo el día 5 (de agosto) que es el día que yo regreso, (lo marqué) en mis notas y puse, ‘Disfruta, sé feliz, lo hiciste increíble’ yo creo que todo lo puedes decretar y yo decreto que voy a regresar feliz y satisfecha con mi actuación, con la actuación que tengamos como dueto Joana (Jiménez) y yo, mi compañera, y sobre todo satisfecha de saber que lo que se hizo era para lo que habíamos entrenado que no pudimos haberlo hecho mejor sea cual sea el resultado, regresar con una sonrisa por tu desempeño creo que es el mejor premio que puedes tener y eso es lo que espero.
Amuleto como tal, no. Antes sí cargaba con una medallita, sin embargo la perdí. Mas bien lo que sí hago es, si el primer día me peino con una liga, pasadores y si me sentí muy bien durante la rutina, los guardo y al siguiente día, vuelvo a utilizar las mismas ligas y pasadores. aunque nadie lo ve, me hace sentir como muy segura.
Soy muy fan del pan dulce. ¡No le puedo decir que no a una concha de vainilla! El pan dulce es mi delirio. En cuanto a lo salado, las tortas ahogadas, la carne en su jugo que los dos son de mi tierra. Cada que voy a Guadalajara, tengo que comerme una torta ahogada sí o sí.
Yo creo que hubiera estudiado medicina. Mis papás son médicos, los dos son pediatras. Nunca me ha dado miedo, nada de sangre o inyecciones. Los temas médicos en casa son muy normales. A la fecha, cuando voy a Guadalajara, me gusta acompañar a mi papá a los quirófanos. Si no hubiera sino atleta de nado sincronizado, me hubiera dedicado a la medicina.
Me caso en noviembre en Guadalajara, en agosto terminando los Juegos Olímpicos nos casaremos por el civil, pero la boda religiosa será el 13 de noviembre. También se me junta algo muy especial, muy bonito en mi vida que no solamente son mis terceros Juegos Olímpicos, sino que está esta parte que es algo muy personal, que siempre soñé. Este 2021 engloba muchas emociones, mucha presión por muchos lados. Una vez que terminen los Juegos Olímpicos, tengo que colgar el traje de baño y convertirme en la novia que no he podido ser en estos meses y terminar con la planeación.
Pienso darme un descanso. Después retomaré luego de unos dos meses y de ahí veré que sigue para mí. La verdad, no me veo llegando a los próximo Juegos Olímpicos. Decir París 2024 para mí, ya suena lejano, en ese momento de mi vida me gustaría estar formando una familia, quiero ser mamá no quiero posponerlo tanto. Estoy estudiando una segunda maestría en consultoría en Imagen Pública, y me gustaría desarrollarme en algo que fuera directo al deporte, algo que sea para apoyar al atleta en su imagen pública. Me veo en un futuro trabajando en algo relacionado con el deporte. Quiero estar lo más tranquila posible cuando llegue el momento de retirarme, que nazca cuando yo quiera hacer algo diferente, no porque esté harta o cansada de hacer el deporte. Yo quiero irme cuando siga amando a mi deporte y esté fuerte físicamente.