Kim Kardashian ha vuelto a robar miradas, esta vez en su paso por Brasil, donde asistió a la premiere de All’s Fair, su nuevo proyecto como productora y protagonista.
Fiel a su capacidad para convertir cada aparición pública en un momento de moda, la empresaria apostó por un look que celebra el lujo en una versión escénica y teatral: un recogido pulido coronado con plumas plateadas, esta vez ejecutado por el hairstylist Igor Rosales, quien con este estilo redefine el concepto del old school glamour.
El glamuroso peinado de Kim Kardashian
Kim evocó el cabaret clásico de los años 30 a través de su peinado, en el que combinó precisión técnica con un toque de fantasía. Rosales optó por un chongo alto perfectamente estructurado y pulido, de acabado ultra brillante, que enmarcó el rostro de Kardashian y acentuó su cuello y hombros descubiertos.
Como toque final, el estilista agregó un tocado de plumas suaves en tonos grises y blancos con el que añadió movimiento y dramatismo, evocando el esplendor de las vedettes y la sofisticación de la era del cine dorado de Hollywood.
Obsesión por el ‘clean look’
En esta gira de prensa hemos visto a Kim explorar una faceta más teatral de su imagen. Tras años de dominar el terreno del glamour minimalista, este look representa una evolución hacia una femininidad más performativa, en la que la moda y la belleza dialogan con teatralidad y nostalgia. El guiño al cabaret, reinterpretado en clave moderna, refuerza su narrativa visual: la de una mujer que controla su imagen con la misma atención al detalle con que dirige sus negocios.
El peinado fue acompañado por un maquillaje de inspiración clásica, con piel satinada, pómulos esculpidos y labios nude que contrastan con su ya icónico cat-eye. Todo el look trabajó se complementa para construir una estética pulida, sensual y sumamente fotogénica. La decisión de mantener la paleta en tonos neutros permitió que las plumas —símbolo de fantasía y glamour por excelencia— se convirtieran en el acento protagonista.
Más allá del peinado, este momento reafirma lo que Kim ha demostrado una y otra vez: que domina la estética como un lenguaje visual. Ya no solo impone tendencias; las reinterpreta desde su propia narrativa. En Brasil, la empresaria no solo lució un peinado, sino que revivió una era de glamour que parecía haber quedado en el pasado, demostrando que el verdadero estilo no tiene época, sino actitud.










