Cuando hablamos de estilizar la melena, hay un paso que no puede faltar: el protector de calor. Este producto aunque a veces es subestimado, es fundamental a la hora de alisar, ondular o secar tu cabello como parte previa a tu rutina.
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El protector de calor actúa como un escudo invisible que protege las fibras capilares del cabello de las altas temperaturas y evita la pérdida de humedad, el quiebre y la apariencia opaca que muchas veces aparece con el tiempo. Sin embargo, es importante entender que no todos los protectores térmicos funcionan igual ni deben aplicarse de la misma manera.
El protector de calor ideal para ti según tu necesidad
Existen distintos tipos de protectores de calor y la mejor opción depende de la herramienta que vayas a utilizar. Los protectores que tienen un formato húmedo o cuya presentación es en crema son ideales cuando se van a utilizar herramientas de aire caliente, como las secadoras o cepillos térmicos. Este tipo de presentación te permite distribuir mejor la humedad y crear una barrera que resiste el flujo constante de aire sin apelmazar el cabello.
Por otro lado, los aerosoles son los favoritos cuando entran en acción las herramientas de metal caliente, como planchas o rizadores. Su fórmula ligera se adhiere rápidamente sin dejar residuos, formando una película protectora que evita que el calor penetre directamente en la cutícula. La clave está en aplicarlos a una distancia prudente, alrededor de unos 20 centímetros y esperando unos 15 segundos después de aplicarlos para asegurar su absorción, de esta forma puedes lograr una cobertura uniforme sin saturar las secciones de tu pelo.
Aunque muchas veces se pasa por alto a los sueros o aceites protectores, estos merecen una mención especial. Son perfectos para aquellos que quieren controlar el frizz o buscan una protección más localizada. Su aplicación debe hacerse por secciones, concentrándose en las zonas más expuestas al calor o más dañadas, como las puntas.
Incorporar un protector de calor de la manera adecuada y según las herramientas que vayas a utilizar no solo mejorará la salud del cabello, sino que también potencia el resultado final del peinado. Un buen protector de calor deja la melena más suave, brillante y manejable.
Recuerda que el secreto no está solo en usar cualquier protector de calor, sino en elegir el adecuado y aplicarlo correctamente. Porque si dedicas tiempo a estilizar tu cabello, también debes de protegerlo. Al final, la diferencia entre una melena sana y una dañada puede estar en la manera en que aplicas tu protector térmico.