María Ibarra revela sus secretos de belleza para una piel radiante

La belleza, para mí, es todo lo que te hace sentir algo agradable: un sentimiento de amor, de anhelo, de deseo, de orgullo... algo que te haga sentir bonito y que te genere emociones positivas.

Yo me siento muy empoderada y muy bella cuando sé que me estoy esforzando por trabajar en mí. Y eso abarca muchas cosas: desde mi alimentación hasta mi salud mental.

Definitivamente el agua. Tomo muchísima agua y, últimamente, me he vuelto fan de sumergir la cara en agua con hielo por las mañanas, porque aparentemente eso ayuda a reducir el envejecimiento a largo plazo. También la alimentación es muy importante. Esos son mis rituales “de adentro hacia afuera”. En cuanto a mi rutina de cuidado facial, nunca me voy a dormir con maquillaje, incluso si no me maquillé ese día, siempre me lavo la cara en la noche y trato de usar cremas muy hidratantes antes de dormir. Durante el día, prefiero usar sueros con ácido hialurónico para ayudar con las manchitas. Siempre, sí o sí, me pongo bloqueador solar. Rara vez uso base, pero sí aplico un poco de corrector por aquí y por allá. Además, trato de no tocarme la cara. Me muevo mucho el pelo, y he aprendido a hacerlo sin tocar mi rostro.

Cuando estaba en secundaria y prepa, no tenía idea de lo que era una rutina de skincare. Empecé a aprender en redes sociales. Instagram, en particular, tiene información muy buena, y me empecé a educar por ahí. Pero también creo que es fundamental acudir a un profesional y hacerle preguntas. Así que comencé a ir al dermatólogo. Crecí con acné —nada severo, pero sí me salían muchos granitos— y hoy son cada vez menos, porque he aprendido a cuidarme más.

He eliminado muchísimos productos. Aunque todavía me fijo en reseñas en redes, ahora presto más atención a cómo me afectan a mí específicamente. También me fijo mucho en la pureza de los ingredientes; he aprendido que es mejor usar productos más “limpios” y menos comerciales. Sigo aprendiendo en redes, pero me enfoco en consejos más que en productos. Por ejemplo, si un producto tiene fragancia, trato de evitarlo, porque esa fragancia normalmente es innecesaria y puede irritar la piel.

Después del agua, que bebo mucha, un buen cleanser. A mí me gusta mucho el de La Roche-Posay. Lo he usado durante años, me limpia súper bien y no me ha causado problemas. También pondría mis sueros coreanos con ácido hialurónico.

Me encanta el arte en todas sus formas. Creo que arte y belleza van de la mano. Una de mis cosas favoritas en el universo es la música en vivo. Estar en un espacio donde hay shows o conciertos me llena de una felicidad inexplicable. Crecí alrededor de eso, viajo mucho para ver artistas y estar presenciando música o arte que me conmueve me hace sentir muy bella.

Mi madre, definitivamente. Desde chiquita la he visto alcanzar una especie de perfección imperfecta. Es perfección en su propio ser, y lo hace sin sufrimiento. Me enseñó a comer bien, a tener una relación sana con la comida. Siempre la veo tomando agua, cuidando su piel, con sus cremitas que tiene en el baño, pero que tampoco son tantas. También cuida mucho su entorno: su casa siempre está impecable, y eso es parte del bienestar.

Sí, ella nunca me decía qué hacer, simplemente yo veía cómo lo hacía. A sus 56 años está espectacular, y cada vez mejor; la elegancia con la que se mueve, su postura, su clase… todo eso lo absorbí creciendo y nunca sentí presión de ser como ella, simplemente yo quería ser así.

Soy modelo y me dedico a vender, así que ha sido interesante ver cómo han cambiado las cosas. Los clientes y productores buscan cada vez más diversificar el cast y las imágenes que proyectan. A mí me tocó ser una mujer flaca, alta y blanca, con un look bastante común, diría yo. Pero hoy ya no solo importa cómo te ves, sino quién eres. Y eso también es belleza: la interior, la que proyectas, incluso la forma en la que te manejas profesionalmente.

No busco encajar. Tuve la suerte de tener padres que me enseñaron que destacar es mucho más cool que ser como todos. Hoy estoy muy segura de mí misma. He trabajado mucho en mí: he hecho terapia, he tomado cursos, he leído… Estoy en paz conmigo misma.

Tener una rutina de autocuidado es clave para mí. No es banal: sentirme bien físicamente y en cómo me presento ante el mundo me da paz.

Hago pilates, yoga y barre, pero no tengo una rutina estricta. Cuando tengo tiempo, lo hago, y cuando no, también está bien. Me encanta caminar, vivo en la Condesa y camino a todos lados. Además, amo el tecno, así que los fines de semana me van a encontrar bailando por horas.

No sé lo que es no estar bajo el ojo público. Pero en mi familia, la fama nunca ha sido algo que nos defina, siempre ha sido parte del trabajo. Mis papás me enseñaron eso desde chica.

Sí, y es fundamental. He estado en terapia toda mi vida. De niña me metieron a un curso de Inteligencia Emocional porque era muy intensa, y hoy sé canalizar mis emociones de distintas formas. No me da miedo expresar lo que siento, y eso genera un flujo de energía saludable. Me gusta leer sobre estos temas y tengo amigas y amigos brillantes que me ayudan. Tener gente de confianza para rebotar ideas es vital.

No soy irresponsable con mi cuerpo: me cuido, soy profesional, entonces eso lo vivo como un espacio de liberación. También escribir me ayuda mucho, y pensar dos veces antes de actuar.

Para el cabello, uso el Gold Elixir de Kérastase desde hace años. No puedo salir sin maquillarme las cejas, así que el Dipbrow Pomade de Anastasia es básico. También el protector solar, uso uno de Avène que me encanta, pero estoy curiosa por explorar más los coreanos…

Para los labios, no te miento, me he acabado como 15 tubos del Ultra Lip de Glossier en el tono Dilla. Aunque casi no pinta, humecta perfecto. De perfumes, tengo varios, pero para el día me gusta Agua de Santos de House of Bō, y para la noche, Rose Exposed de Tom Ford.

¡Sí! Quiero hacer una maestría en diseño textil para crear una marca de ropa para bailar. Tengo una idea muy clara y bohemia en mente. También me interesa la fotografía, que ya estudié en su momento. Esas dos cosas son mis próximas metas.