Pocas cosas pueden levantar tanto el ánimo como el color indicado en los labios. Puede parecer algo sumamente banal, pero distintos estudios sociológicos demuestran que en momentos de crisis, las ventas de barras para labios se elevan, y es que se trata de algo sencillo, que siempre te acompaña y que por una razón solamente entendida por quienes las llevan, levantan la moral de forma casi instantánea. Probablemente, se trata del color que agregan al rostro y por lo tanto a todo el semblante, pero los labiales son algo indispensable en el bolso de una mujer y nada resulta más revolucionario que un tono correcto de carmín. Esto lo sabe muy bien Chanel, que a lo largo de la historia ha elaborado un sinfín de tonalidades de rojo, haciendo que cada persona pueda encontrar su color perfecto en la que bien podría ser la gama más amplia en el mundo de la belleza cuando de carmín se trata, convirtiendo al Rouge en uno de los importantes emblemas de la firma francesa. Es precisamente por esta razón que se vuelve tan relevante la nueva creación de la Maison, y es que uniendo algunos de los elementos más característicos de Chanel, llega 31 Le Rouge, el lipstick joya que no solamente te conquistará por las tonalidades en las que lo puedes encontrar y la perfección de su fórmula, sino también por el empaque que se distingue de cualquier otro. Tal como sucedió cuando ante la creación del No5, Gabrielle Chanel buscó que se diseñara una botella que se distinguiera de cualquier otra en el mercado, con 31 Le Rouge, se ha conseguido un modelo que es completamente diferente al de cualquier otra barra de labios que hayas encontrado.
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El emblemático empaque de 31 Le Rouge que lo hace completamente diferente
A simple vista, pareciera que el 31 Le Rouge es un prisma que refleja la luz a la perfección, pero ante el ojo de un amante de la moda, queda claro lo que está emulando este juego de iluminación. Basta recordar las famosísimas escaleras del apartamento de Gabrielle Chanel en Rue Cambon, París, para encontrar la inspiración detrás de este diseño. Cuenta la leyenda que los espejos estratégicamente colocados a lo largo de las icónicas escaleras, tenían como intención el que Mademoiselle Chanel pudiera ver cada uno de los ángulos, no solamente de las piezas que se iban mostrando en las modelos, sino también de las reacciones de las clientes que veían admiradas el desfile que se había puesto para ellas. Ha de recordarse que, en aquella época, las compradoras asistían a los ateliers de las firmas para poder ver en persona un desfile del cual eligirían las piezas que formarían parte de su guardarropa.
Por supuesto, la idea de crear este diseño suena como algo intrínseco de la marca, lo que poco se sabe es que tomó cuatro años el poder crear un empaque que fuera técnicamente perfecto para cumplir con sus funciones prácticas, sin sacrificar la estética que se estaba buscando. En la búsqueda de la creación perfecta, la firma francesa recurrió a un experto en cristal japonés, que se aventuró en usar este material en el empaque por primera vez en un producto de este tipo. Esta apuesta logró que se consiguiera la apariencia de un diamante, que se ve adornado por dos aros dorados que representan el pasado y el futuro.
Algo que era de gran importancia era que, la artesanía de este diseño tenía que verse ligado con la propuesta ambientalista de la firma, que ha apostado en los últimos años por productos de belleza que puedan ser más amigables con el medio ambiente. Por lo que la bala de la barra de labios viene en un tubo de aluminio, haciendo que pueda ser reemplazado, sin necesidad de cambiar el empaque principal. Es así como, al comprar este lipstick, una vez que termines con el color, puedes simplemente reemplazar la barra de labios e incluso cambiar de tonalidad, dándole una vida mucho más interesante.
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El abanico de color
Una de las magias de este lipstick es que viene en 12 tonalidades que han sido elegidas para unirse a algunos de los emblemas más recordados de la marca, desde aquel que está inspirado en el bolso 2.55 hasta aquellos que están creados con los amuletos que acompañaban a Mademoiselle Chanel. Todos y cada uno de ellos creados con una fórmula en la que se combina el funcionamiento del skincare con la practicidad y durabilidad dignas de un lipstick que debe ser tu eterno compañero de aventuras en todos los altibajos del día. Y en un guiño que solamente se podía esperar de la firma francesa, el labial cuenta con una ligera fragancia inspirada en la famosa camelia, que siempre ha distinguido a la marca.
Por supuesto, el detalle que no pasa desapercibido es el 31 del nombre de este nuevo labial joya, y es que los fieles seguidores de la marca, saben que éste es el número que la primera tienda de Chanel ocupaba en la calle de Rue Cambon en París, dejando claro que no se ha dejado nada a la suerte cuando de la creación de este lipstick se trata.
Es así cómo con este nuevo producto, Chanel se anota uno de más de los emblemáticos diseños que han conformado la historia de la marca que iniciara Gabrielle hace más de un siglo.