Cocina Ext.

Cómo conseguir una alimentación equilibrada

Nuestros hábitos alimenticios a la hora de sentarnos a la mesa no son siempre los más adecuados. ¿Quiere conocer los errores que cometemos con mayor frecuencia?

Todas la pirámides de alimentación tienen en su base alimentos como el pan y los cereales, mientras que en el vértice figuran las grasas y azúcares.

Muchas veces nos excedemos ingiriendo alimentos de elevado aporte calórico.

Los lácteos son imprescindibles, especialmente en edades de crecimiento.


  • Comemos más de lo que necesitamos

  • Nuestras costumbres sedentarias (del ascensor al coche, del coche a la escalera mecánica, de ahí a la silla, con teléfono, teclado, pantalla de ordenador... todo al alcance de la mano) reducen en gran media nuestra actividad física. Al producirse esa reducción, las necesidades alimenticias y el tipo de productos que consumimos tendrían que ajustarse proporcionalmente. Sin embargo, la realidad es otra: las comidas son muchas veces más numerosas de lo adecuado y suelen tener una gran densidad energética, es decir, muchísimas calorías.

  • Exceso de grasas

  • Como decimos, en muchas ocasiones tomamos más grasas de las aconsejadas, lo cual es muy poco recomendable, ya que su ingesta no controlada favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares y eleva los índices de colesterol en sangre. Algunos ‘trucos’ para su reducción pasan por: desgrasar los sopas, caldos y guisos; separar las partes grasas de las carnes y sustituir éstas últimas por pescado.

  • ¡Más hidratos y menos azúcares!

  • El pan, las patatas, la pasta, el arroz, las legumbres... además de económicos, son productos que contienen un elevado aporte de hidratos de carbono capaces de proporcionarnos una sensación de saciedad de la forma más saludable. No así los azúcares sencillos (por ejemplo la sacarosa, utilizada en las preparaciones de repostería), que también producen una reacción de saciedad pero poco prolongada, y además, provocan la aparición de caries dentales.

  • Deficiencias en elementos minerales

  • En concreto, son frecuentes las carencias de hierro y calcio. Contienen hierro las carnes (en particular el hígado) y las legumbres. Conviene saber que la vitamina C, presente en cítricos y en otros vegetales, facilita su mejor absorción, que siempre es pequeña. El calcio lo proporcionan, en especial, todos los alimentos lácteos. Su consumo es de vital importancia en épocas de crecimiento.

  • Demasiado alcohol

  • En cantidades moderadas, el alcohol (una copa de vino o un vaso de cerveza al día) puede tener, incluso, cualidades beneficiosas para la salud; sin embargo, en altas dosis no sólo es nocivo sino que agrava el problema de una dieta hiperenergética al proporcionar calorías vacías (sin nutrientes importantes).

  • Mala distribución de las comidas

  • El desayuno, en general, es demasiado ligero (muchas veces no pasa de un café con galletas) y no suele cubrir las necesidades de una mañana de trabajo. Por el contrario, la comida suele ser excesiva al igual que la cena, también demasiado copiosa.