Desde que las redes declararan la muerte a los pantalones skinny, una enorme parte de la población se ha visto sumida en una crisis de armario que, en gran medida, se ha prorrogado hasta nuestros días. Desconcertadas, durante una época los seguimos usando fingiendo que eran leggings; también nos adentramos a explorar todas esas siluetas que jamás abandonaron las francesas; y, poco a poco, hemos ido acomodándonos a otras opciones más confortables y favorecedoras que el pitillo. Sin embargo, el espacio que ha dejado en nuestros armarios amenaza con volver a llenarse rápidamente con otra prenda totalmente apuesta a la anterior, el pantalón paracaidista.
Difícilmente te sonará la denominación si no andas familiarizada con la jerga de la aviación, pero así lo están bautizando los medios internacionales a pesar de su similitud con otro modelo tan, tan antiguo como el pantalón palazzo. ¿Que por qué ha sido rebautizado? Porque el término paracaidista engloba un montón de versiones distintas, y abandona los tintes noventeros. A veces se ajusta al tobillo tornándose bombacho; en ocasiones, adopta los bolsillos de los modelos cargo; y otras, cae recto a ras de suelo, tal y como le gusta a la generación Z. Es complicado, pero ya le irás cogiendo el gusto: es tan amplio que resulta incluso más cómodo que los leggings, aunque necesitarás ser bastante atrevida para manejar su volumen.
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