Sabemos de sobra los básicos recurrentes de los días de lluvia: una buena gabardina (clásica o renovada, según gustos), unos pantalones que no arrastren demasiado por el suelo y un sombrero de lluvia como alternativa al gorrito de lana podrían ser algunos ejemplos acertados. Pero, ¿y respecto al calzado? Por supuesto, las botas de agua no pueden faltar en esta selección y más en una temporada en la que este calzado de goma se ha convertido en tendencia más allá de su función práctica. Junto a esta versátil apuesta, fichamos otros zapatos cómodos aptos para días grises, por ejemplo las zapatillas de efecto piel (o de lona si llueve poco) o los botines con suela dentada a prueba de resbalones.
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