Hace ya varias temporadas que el minimalismo y neutralidad cromática a la hora de vestir dejaron de ser la pauta común en las colecciones ready to wear de la mayoría de las firmas para dar la bienvenida a una explosión de color, mezclas de estampados, tejidos y formas que han volatilizado nuestro vestuario para animarnos a arriesgar con combinaciones nunca vistas (o, al menos, inesperadas). Los vestidos iridiscentes de Balmain, los estampados geométricos de Prada o los toques de color en la siempre sobria Victoria Beckham son algunas de las pruebas que confirman el triunfo de lo extravagante. Una tendencia que se observa especialmente en los pendientes, que esta temporada se llevan en su versión más indiscreta.
Fotografía de @concorazón