La camisa blanca es ese comodín del armario cápsula que nos salva ante cualquier apuro estilístico: entrevista de trabajo, afterwork, cena con los suegros… ¡Parece infalible! Hago énfasis en "parece" porque ya se ha demostrado que esto no es más que una falacia bien extendida: hay ocasiones en las que esta prenda, tan clásica y elegante, se convierte en la peor elección. Sí, aunque duela, la camisa blanca no es siempre la respuesta.
© ZaraOjo, que de igual manera es un imprescindible de nuestros looks los 365 días del año, solo que tenemos que estar atentas antes de llevarla a ciertos planes en los que se nos puede volver en contra. Por versátil que sea, la camisa blanca también tiene sus puntos débiles. La clave está en saber cuándo dejarla descansar y apostar por otras prendas que nos permitan disfrutar sin miedo a las manchas o a dar una impresión equivocada.
Aunque creamos que es la respuesta a todas nuestras preguntas de estilo, la realidad es que hay momentos en los que es mejor dejarla en el perchero y optar por otra prenda para no arruinar el plan (ni el look).
© matildadjerf1. En tu primera cita de Bumble
Conseguir pareja estable es difícil en los tiempos de Bumble y Tinder. Ya nos decía Gigi Vives que incluso puede ser más complicado que definir tu estilo personal en un mar de microtendencias y estéticas fugaces. En este panorama, me parece normal que te entren los nervios antes de cualquier cita a ciegas y que te cueste decidir qué ponerte para impresionar al posible chico de tus sueños sin dar la imagen equivocada. Con lo primero no puedo ayudarte, pero en lo segundo soy una verdadera y quiero animarte a descartar una prenda que sé que estás pensando en ponerte: la camisa blanca.
No te negaré que la combinación de camisa y falda lápiz es ideal para una cena romántica y que la camisa, combinada con vaqueros, puede tomar protagonismo de un look completamente casual. En una primera cita, sin embargo, y sobre todo si es con alguien que no conoces de nada, lo que buscas es transmitir frescura y naturalidad, y quizás esta prenda haga que transmitas vibras de “entrevista de trabajo” y no de “vamos a conocernos”. Mejor sustitúyela por una blusa fluida.
© ariviere2. Para una cena 'omakase'
Si eres una foodie, como yo, seguramente te has apuntado a la moda de los restaurantes japoneses que sirven menú omakase. Esta expresión japonesa significa "lo dejo en tus manos" y es como decirle al chef que prepare lo que él o ella desee. El cliente no puede elegir, y debe aceptar el plato que le llegue a la mesa, incluso cuando esto suponga comer con las manos un tataki de atún bañado en salsa de anguila. Lección aprendida: aunque el menú esté en sus manos, en las tuyas está elegir un look a prueba de manchones, por lo que la camisa blanca queda automáticamente fuera de la ecuación.
© @clairerose3. Un taller de cerámica
De la segunda temporada del programa de Meghan Markle en Netflix no hay mucho que decir. Aparte de la deliciosa paella del chef José Andrés y los trucos de la duquesa de Sussex para hacer una maleta perfecta, poco recuerdo. Una escena, no obstante, quedó grabada en mi memoria: nuestra querida protagonista y su mejor amiga acudieron a un taller de cerámica, ¡vestidas de blanco! Allí es cuando una se da cuenta de que todo está guionizado.
Nadie en su sano juicio haría lo mismo, espero, y en caso de que se te ocurra copiar a la mujer del príncipe Harry, estoy yo para detenerte. Una camisa blanca no sobrevive al barro de la arcilla ni a cualquier ocasión en la que mancharse las manos sea parte del plan.
© @hannaschonberg4. La última barbacoa del verano
Piensa que no solo está la posibilidad de que te manches comiendo: lo más grave sería que persona encargada de la barbacoa te deje en la camisa rastros de carbón por accidente y que el vapor te haga sudar tanto que tu camisa se vuelva transparente. Creías que ibas a lucir impecable, y a los diez minutos ya estabas lamentando tu decisión. La camisa blanca y las barbacoas son enemigos declarados, y las reconciliaciones casi nunca acaban bien.
© @cristinahudacov5. Para la playa, por encima del bikini
Lo sé, debí avisarte antes del verano que la camisa blanca no es una prenda admisible para hacer de accesorio en la playa, al menos no la misma camisa blanca que piensas llevar a la oficina cuando vuelvas a la ciudad. De todos modos, que esto te sirva de enseñanza de cara a tu próxima escapada: sí, esta prenda eleva el look de bikini con bermudas vaqueras, y en especial si es de lino, pero se manchará de aceite y crema hacia el final de la jornada.
© @lisonseb
© @lisonsebPor mucho que intentes quitarte del cuerpo los molestos restos de arena y loción bronceadora, la camisa blanca no miente. Desvelará al instante que has estado todo el día en la playa y, lo peor de todo, puede que esas manchas sean irreversibles. Se ve muy aesthetic en las redes y todas las influencers lo hacen, pero debes recordar que nada es lo que parece a través de la pantalla.
