Nos encantan las sandalias. Son fresquitas, elegantes, cómodas y, por ende, perfectas para el verano. El problema surge cuando las llevas puestas un par de horas y no puedes ni apoyar el pie. Seguramente alguna vez has sentido dolor o rozaduras, sea en la planta, en el talón o sobre el empeine, y queremos tranquilizarte: es algo normal. Aunque representan el calzado por excelencia de la temporada, muchas sandalias esconden pequeñas trampas en su diseño y son tus pies los que lo notan y sufren desde el primer paso.
La buena noticia es que, con unos simples consejos, aprenderás a diferenciar las sandalias que te acompañarán todos los veranos de aquellos modelos engañosos y de peor calidad que debes dejar en la tienda.
No importa que una sandalia bonita: puede lastimarte
Con este calor infernal, apetece dejar a un lado las deportivas y ponerse únicamente sandalias. Parecen la elección perfecta, pero a veces esta ilusión es errónea. La podóloga Idoia Pascalet Plaja dice que después del verano hay más pacientes con fascitis, plantar, ampollas e incluso torceduras, y esto se debe a que estas personas utilizaron el calzado equivocado, sin sujeción, de materiales poco adecuados y que pueden alterar la pisada.
1. Busca sandalias con suelas acolchadas
Seguro que has notado después de un paseo largo o un día de compras que tus pies se quejan si llevas sandalias muy finas. Las suelas delgadas, por mucho que parezcan buena opción por ser ligeras, son un NO rotundo. Al no absorber el impacto contra el suelo, nos hacen daño, sobre todo después de usarlas por largos periodos de tiempo. Sientes cada piedra o baldosa del suelo.
Lo ideal es buscar unas sandalias que aporten un poco de amortiguación a la pisada, mediante una plantilla acolchada o una suela con base.
2. Que tus sandalias se sujeten bien al pie
Que una sandalia sujete bien el pie es una de las claves para no tener rozaduras, caídas y torceduras. Necesitamos que el pie se sujete bien en su sitio, sin que aprieten mucho porque esto provoca heridas, así que lo ideal es buscar un modelo que tenga tiras ajustables o elásticas para adaptarse al pie, dejando respirar la piel y otorgando libertad de movimiento.
Sin embargo, hay que aclarar que si hablamos de las sandalias tipo mules o palas, que son abiertas y destalonadas, no todas hacen daño: el truco es que tengan una buena base acolchada y que se adapten al pie. Pueden ser incluso más cómodas que las de tiras ajustables, pero que no se te escape el talón a cada paso, ya que eso hace que el pie trabaje el doble.
3. Presta atención a los materiales
Te preguntarás cómo es posible que dos sandalias con el mismo diseño se sientan tan diferentes. Esto es por los materiales. ¡Ten cuidado con las colecciones de sandalias de este verano! Lo peor son los plásticos rígidos, puesto que con ellos sudas y provocan rozaduras. Intenta comprar sandalias de piel natural y tejidos suaves que dejen respirar al pie y se amolden a su forma.
Si escoges diseños con metales, que tan de moda están este verano, procura que sean solo decorativos.
4. Escoge la talla correcta
Aunque te sepas tu talla, los pies se hinchan en verano como consecuencia del calor, y si compramos unas sandalias sin probárnoslas, luego vienen los problemas. Además, cada marca es un mundo y tiene un tallaje distinto, sin mencionar la horma, por lo que es mejor no fiarse.
Los expertos recomiendan probarlas durante la tarde y caminar un poco por casa o, en su defecto, la propia tienda. ¡Que no te dé vergüenza!
Quédate con esto antes de comprar tus sandalias
Con lo que te tienes que quedar al elegir tus sandalias es que estas deben acompañarte, no castigarte. Lo mejor es que puedas ir cómoda todo el día, sin pensar en rozaduras y sin preocuparte por llevar tiritas en el bolso. Así que la próxima vez que te enamores de unas, mira más allá de su diseño: ¿Sujetan bien? ¿Tiene una suela acolchada? ¿Está hecha de piel?
Si la respuesta es "sí" a todas estas preguntas, seguramente hayas encontrado tus sandalias del verano.