La poderosa alianza entre Zendaya y Louis Vuitton se afianza todavía más. Este verano, la reconocida actriz de Hollywood, que está viviendo su bridal era, celebra uno de los lanzamientos históricos más FASHION de la maison francesa. Con motivo del 20 aniversario de la colaboración con el artista japonés, Takashi Murakami, han presentado el último capítulo de esta colección, con una preciosa campaña que nos transporta a un rincón de la costa mediterránea.
Lúdica, pop y festiva, así es la reedición de la famosa línea dosmilera que tiempo atrás se coló en los armarios de las chicas cool del panorama, y que llegaron a ser las piezas más deseadas entre los expertos. En esta ocasión, y tras el éxito de los dos primeros episodios que vieron la luz hace algunos meses, ahora llega este tercero y último de la saga, con el que dan la bienvenida al verano, volviendo al reconocible motivo de la cereza sonriente, un emblema de la unión que hoy recordamos con cariño.
Esta novedad que ocupa nuestras líneas, está compuesta de más de setenta piezas, desde bolsos y equipaje hasta calzado veraniego, colgantes para bolsos, pañuelos de seda y una bicicleta digna de una comedia romántica. El detalle que conecta a estas propuestas, ya disponibles para su compra, es el irresistible encanto kawaii del icónico motivo Cherry de Murakami, es decir, un par de sonrientes cerezas de vivos colores que penden de una ramita en un verde radiante.
Destacan los bolsos Capucines con detalles fantasiosos de esta fruta, una cápsula denim con accesorios de coleccionista como el Keepall 45 o un abanico de mano. Completan la propuesta pañuelos de seda y colgantes versátiles con guiños lúdicos. La campaña fotografiada por Inez & Vinoodh, se lanzó el 22 de mayo como parte de la colección Crucero 2025 de la firma.
La historia de una colaboración que revolucionó el lujo
El año 2002 marcó un punto de inflexión en el mundo del lujo cuando Marc Jacobs, entonces director creativo de Louis Vuitton, descubrió el universo artístico de Takashi Murakami en una muestra de arte contemporáneo en la Fundación Cartier de París. Fascinado por su estilo único —una mezcla de técnicas tradicionales japonesas, ciencia ficción, estética anime y el imaginario kawaii—, Jacobs propuso una colaboración para la colección Primavera/Verano 2003. El resultado fue un desfile vibrante y memorable que no solo transformó la imagen de la maison, sino que también inauguró una nueva era de alianzas entre el arte y la moda que de nuevo volvemos a presenciar.