En la boda de Jennifer Lawrence, hasta el vestido de novia tuvo su propia habitación

El vestido de la novia es un elemento casi sagrado en una boda. Una mezcla entre tradición y misticismo que hace que sea de las cosas más esperadas de la ceremonia e incluso las celebrities se contagian por la fiebre nupcial. Una de las últimas estrellas de la que se ha conocido una excentricidad relacionada con el diseño de su gran día es Jennifer Lawrence, de cuya boda se conocen muy pocos datos pero sí una anécdota más que curiosa. Como el acto iba a tener lugar en el Castillo Belcourt, tanto la intérprete de 'Los Juegos del Hambre' como su prometido, Cooke Maroney, hicieron noche en un hotel cercano de Rhode Island, junto a familiares y amigos como Adele, Amy Schumer, Ashley Olsen o Kris Jenner, algunos de los famosos nombres de la lista de invitados. Pero no fueron los únicos: el vestido de novia también se hospedó en el hotel y se quedó esperando a Jennifer... ¡en su propia habitación!

Y es que la futura novia quería que el vestido más importante de su vida recibiera un trato VIP, hasta el punto de tener reservada una estancia para él solo en el mismo lugar donde se hospedaban sus invitados. Según el diario británico Page Six, el edificio del Hotel Viking habría albergado el vestido en una habitación a la que el equipo de diseño de Dior -firma de la que es embajadora- acudió desde París el día previo al enlace, para dejar el modelo hecho a medida listo para el 'sí, quiero'.

Con esta estrategia, JLaw se aseguró dos cosas: la primera, que el vestido no sufriera ningún problema y se mantuviera en las mejores condiciones posibles -o en otras palabras, sin una sola arruga por estar mal colocado- , pero también que nadie verçia el diseño hasta el último momento. Al tener una habitación extra, también podría contar con la privacidad y el espacio suficientes para vestirse sin agobios y con la ayuda de los expertos, preparados para hacer cualquier ajuste en el momento si fuera necesario.