Renovarse o morir: las Semanas de la Moda se reinventan en la época de los 'influencers'

Nuevos actores, escenarios y técnicas de venta planean sobre el sector de la moda, ¿desaparecerán los desfiles?

Por Elena R. Ballano

Inmersos en pleno calendario de Fashion Weeks, estos días, creadores, estilistas, medios y otros expertos del sector viven a contrarreloj para mostrar cuáles serán los diseños que veremos en calles y tiendas la próxima temporada. Un desfile de tendencias y propuestas estilísticas sobre la pasarela que comparten, durante unos minutos, protagonismo con las modelos más buscadas del momento: Bella Hadid, Kendall Jenner, Kaia Gerber... Ya sea en Nueva York, ciudad que da el pistoletazo de salida de las Semanas de la Moda más importantes, o París, encargada de cerrar un mes cargado de shows, todo gira en torno a este selecto grupo. O al menos así era hasta hace algunas ediciones. Y es que, desde hace varios años, diferentes voces y estudios han demostrado el momento de metamorfosis que sufren las pasarelas, en una era en la que las redes sociales, los influencers y los cambios sociales han terminado imponiendo sus necesidades. ¿Conseguirá el formato Fashion Week mantener su posición o terminará, por el contrario, dando paso a nuevas propuestas más adaptadas a la época que vivimos? 

Surgieron en el siglo XIX en los salones parisinos y londinenses a través de desfiles privados que tenían como objetivo mostrar a sus clientas los patrones de Alta Costura de sus próximas creaciones (unos diseños bautizados ya por aquel entonces como colecciones). Sin embargo, no fue hasta la llegada de Charles Frederick Worth, un francés de origen británico, cuando las modelos empezaron a mostrar sobre sus cuerpos aquellas exclusivas prendas; una idea que surgió en 1858 y que poco a poco fue cogiendo fuerza hasta que en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial y con Francia ocupada por los nazis, Nueva York tomó el relevo de la capital gala. ¿Cómo? Gracias a la creación de la Press Week por parte de Eleanor Lambert, para juntar en un mismo espacio a creadores y periodistas. Años después, a un lado y otro del Atlántico, París (1973), Milán (1975), Londres y Nueva York (ambas el mismo año, 1993) dieron finalmente forma a sus Fashion Weeks como las conocemos hoy.

"Las Semanas de la Moda no solo conquistaron un espacio estético, sino mediático y además geográfico, al celebrarse en distintas capitales. Ya en los años ochenta estas citas tuvieron un impacto en la población bastante grande. A los motivos, anteriormente señalados, hay que sumarle la aparición de las supermodelos, que se proyectaban al público en general, y no solo a los seguidores de la moda, como las divas del cine o las estrellas del pop y rock. La pasarela llega así a la calle, a los hogares", explica Inmaculada de la Puente-Herrera Macías, miembro del grupo de investigación Filosofía de la Cultura (Universidad de Sevilla) y autora de El imperio de la moda (Ed. Arcopress).

Tras años de bonanza económica, creativa y mediática, donde surgen nombres como los de Cindy Crawford, Kate Moss, Calvin Klein o John Galliano, en los primeros años del siglo XXI, las Fashion Weeks empiezan a conocer sus primeros problemas: diseñadores que se bajan de la pasarela oficial para organizar sus propios desfiles, polémicas en cuanto al peso de las modelos o crisis por no poder llegar a tiempo a la ejecución de los dos desfiles esenciales al año, primavera/verano y otoño/invierno. Una situación que se agrava por la aparición de internet. "Las redes sociales y YouTube propagan la moda no solo a través de las marcas y creadores, sino a través de personas que irrumpen desde el anonimato para aconsejar a sus seguidores”, recuerda Inmaculada de la Puente-Herrera Macías.

Poco a poco figuras como las de Tavi Gevinson, Olivia Palermo o Chiara Ferragni empiezan a acaparar los Street Style y front-rows, convirtiéndose en los mejores difusores de tendencias y de firmas de cara al gran público. "Tenían una gran conciencia de cómo la tecnología podría ayudarlos a atraer la atención de cientos de miles de fanáticos de la moda que habían sido excluidos de la conversación", escribía en 2014 la periodista Robin Givhan sobre un poder que no solo llegó a las redes y las primeras filas de los desfiles sino también a las revistas de moda; un sector que terminó convirtiendo a su nuevo 'rival' en el mejor aliado.

Con la aparición de las redes sociales y los influencers, las Semanas de la Moda dejan de ser una cita donde se presentan las propuestas a expertos, ya sea estilistas o periodistas. Ahora cualquier seguir de la moda puede acceder a este contenido desde su casa, juzgando él mismo qué le gusta y qué no. Por ello, varios creadores han decidido salirse del calendario establecido (por ejemplo, Rebecca Taylor o Monse) mientras que nuevas firmas emergentes -como es el caso de la exitosa Supreme- directamente ni se suman a él.  

"Trabajamos muy duro, y el desfile se veía hermoso, pero de repente, pensamos, '¿Quién está viendo este show? ¿A quién está llegando? Nos dimos cuenta de que la mayoría de nuestros clientes no visitan las páginas web para ver los espectáculos", reconocía hace unos años Rebecca Taylor. Una línea que también comparte Rachel Antonoff: "Creo que, todos los días, internet es un espectáculo para la gente; lo que se incluye en una presentación y lo que quieres transmitir, puedes hacerlo ahora en una historia de Instagram, dependiendo de dónde estés y con qué estés trabajando", señalaba la diseñadora, durante una entrevista concecida a Fashionista.com.

Eso de que la moda está en todas partes, que opinaba Coco Chanel, es hoy más real que nunca. Las tiendas asequibles multiplican su número de colecciones y las grandes firmas presentes en las Fashion Weeks tienen que adaptarse. ¿Una de las formas de hacerlo? Presentado formatos como el "See now, buy now", que permite a los seguidores de la marca comprar al momento, las prendas que ven sobre la pasarela, sin tener que esperar 6 meses para poder incluirlas en su vestidor. Renovarse o morir. "La pasarela es una performance estética donde se dan cita muchas personas con distintos intereses y de distintos ámbitos, no podemos olvidarlo. Las Semanas de la Moda son un espacio estético-social. La confección a máquina y en serie no acabó con Chanel. La venta por catálogo no cerró las tiendas, ni las webs multifirmas lo han hecho. La aparición de un fenómeno no indica la extinción de los existentes, sino la convivencia con estos", termina Inmaculada de la Puente-Herrera Macías.

Más noticias sobre:
Últimas Noticias