'Lykke' o lo que puedes aprender de la gente más feliz del mundo

En este término danés están todas las claves para que cada día sonrías un poco más

Por Regina Navarro

Existe un organismo dedicado a estudiar la felicidad y analizar cuáles son sus claves. Se llama el Instituto de Investigación sobre la Felicidad y, desde hace ya varios años trata de alcanzar un concepto universal de esta palabra que tiene cientos de matices, si no tantos como personas, sí como países existen. Para los franceses, según apuntan desde el Instituto, el ritual que se crea alrededor de la comida ayuda a elevar los niveles de alegría; para quienes viven en Dinamarca, la clave se hallaría en las bicicletas. Pero Meik Wiking, director ejecutivo del centro y autor de libros como Hygge, un best seller en muchos países, parece dispuesto a demostrar que, con todo, hay ciertos nexos en común entre las diferentes regiones. Eso es, al menos lo que ha tratado de enseñar en su último volumen, Lykke: en busca de la gente más feliz del mundo, un término danés que significa literalmente felicidad.  

Si con el término hygge, Meil trataba de desvelar la felicidad de las pequeñas cosas, esa que hasta Sara Carbonero trataba de interiorizar leyendo la publicación del autor -y mostrando el libro en su cuenta de Instagram-, en esta ocasión el reto es mayor. ¿Qué cosas permiten a todas las sociedades alcanzar el lykke? “Nuestros niveles de felicidad son resultados complicados de relaciones sociales, sentido de propósito, genética, edad, situación laboral, ingresos absolutos y relativos… Pero en términos generales, tres categorías influyen en el nivel de felicidad de las personas”, explican desde el Instituto de Investigación sobre la Felicidad. Tres pilares que podrían resumirse en aquellas cosas que no podemos cambiar y que tienen que ver con la biología, aquellas que podemos cambiar con el tiempo o hacen referencia a las políticas y las que podemos cambiar mañana y se basan en nuestro comportamiento.

Aunque en cierto modo podemos influir sobre las dos últimas, es nuestro comportamiento sobre el que mejor podemos trabajar y el que nos asegurará resultados visibles en un plazo de tiempo más corto. Meik va un poco más allá en su libro y mide este último, a su vez, en tres dimensiones: la afectiva, esa que examina las emociones; la cognitiva, que evalúa nuestra vida en su conjunto; y la última que haría referencia al sentido de la vida. Según apunta, prestando atención a estas tres últimas es posible alcanzar la felicidad, esa que el nombra lykke y que es común a todas las personas.

Cómo alcanzar tu propio lykke

Meik propone una serie de estrategias que te permitirán aumentar, de forma sencilla, tus niveles de felicidad. Eso sí, debes estar dispuesta a cambiar algunos pequeños aspectos de tu vida.

1. Mide tu libertad. Por norma general la vida se desarrolla en dos ámbitos: el familiar y el laboral. Entre medias está la libertad de cada persona y todo lo que puede o no hacer dependiendo de sus cargas. El autor propone reflexionar si se está o no a gusto con ella, si es suficiente o está muy restringida. Si la respuesta es la segunda, propone buscar soluciones para encontrar más tiempo libre que cada uno pueda dedicar a lo que más le guste.

2. Sé empático. A veces se nos olvida que ponerse de vez en cuando en la piel de los demás mejora la confianza en uno mismo y ayuda a que te desenvuelvas mejor en todo tipo de ambientes. Por eso Meik recomienda hacerlo de forma constante. Asegura que te ayudará a entender otras posiciones si atravesaras por la situación de las personas que las viven.

3. Piensa que el dinero da la felicidad, pero no siempre. El economista Richard Layard sostenía en su libro Happiness: Lessons from a New Science, que una persona debía cobrar al menos 20.000 euros brutos al año para sentirse bien. A partir de esa cifra, el aumento de ingresos no es proporcional a la felicidad, y la cantidad de cosas que se pueden comprar con él, tampoco son la clave. Meik recomienda que, una vez cubiertas las necesidades básicas, se invierta en experiencias mejor que en cosas materiales.

4. Busca tiempo para ti mismo. Y si puedes, medita. Seguro que has escuchado hablar del mindfulness, una técnica que invita a parar, tomar unos minutos en medio del caos que suele ser la vida y prestar atención plena -la traducción exacta del término- en uno mismo. Esta técnica, según un estudio publicado en Psychosomatic Medicine, permite reducir los niveles de estrés (directamente ligado con la felicidad) e, incluso, mejorar el sistema inmunológico.

5. Sé generoso con los demás. Ya lo decía Matthieu Ricard, el hombre más feliz del mundo: la clave de la felicidad reside en el florecimiento personal, algo que el definía como un sentimiento profundo que empuja a la transformación de cada persona para servir a los demás. Meik coincide con él y asegura que esa generosidad que se cultiva y nos lleva a realizar buenas acciones por el resto fortalece la autoestima, hace que uno se sienta mejor consigo mismo y nos hace sonreír más.

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