Tras perfeccionar la piel, llega el momento de los polvos bronceadores, que solo deben aplicarse en aquellos puntos en los que el sol incidiría de forma natural: frente, pómulos y mentón. A continuación, la maquilladora recurre al highlitter para devolver una luz que, a veces, la exposición al sol puede restar, y completa el maquillaje con un sutil toque de máscara en las pestañas y gloss en los labios.