Tus gestos te delatan pero... ¿sabías que tus arrugas también?

La piel tiene memoria y acaba desvelando si relativizas los problemas, eres aventurera o sonríes poco a la vida

Por Mariana Chacón

Tan determinante es sobre nuestra piel lo que comemos, como el entorno y los hábitos que llevamos. Los estudios dicen que vivir en ciudades puede alterar las células cutáneas y acelerar el proceso de envejecimiento hasta un 10%; también la postura en que descansamos determina las arrugas faciales. Por ejemplo, las personas que duermen boca abajo son más propopensas a tener ojeras y bolsas, según nos contaba la dermatóloga Silvia Pérez Gala. Pero en el intento de prevenir la oxidación y retrasar el paso del tiempo con cuidados saludables y tratamientos cosméticos, hay un factor que -a menudo se olvida- y determina cómo será nuestro rostro en el futuro. Y es que la personalidad de cada uno revela más mensajes de los que creemos. Las líneas de expresión nos delatan. Teresa Baró, autora del libro La guía del lenguaje no verbal, explica que si has mantenido un carácter serio toda la vida, es muy probable que cuando llegues a la edad madura tengas arrugas en el entrecejo. Lo mismo ocurre si eres de naturaleza alegre porque, además de con la boca, las sonrisas sinceras nacen de los ojos por lo que presentar pliegues en ambas zonas supondría un proceso natural de envejecimiento.

La razón es que, conforme pasa el tiempo, el organismo reduce la producción de colágeno y elastina, componentes naturales del organismo los cuales, entre otras cosas, favorecen la elasticidad de la piel y permiten que vuelva a su estado original después de sonreír, llorar, reír, hablar, masticar, etc. Sin embargo, y recordando el dicho de que "la piel tiene memoria", con el paso de los años y de repetir estos gestos millares de veces, quedan marcados de forma permanente delatando el humor con el que te has tomado la vida. 

A partir de aquí, se pueden dividir el tipo de arrugas faciales en dos grandes grupos: las verticales y las horizontales. Las verticales son las responsables de dar un aspecto triste o enfadado a la expresión como las del ceño. Pero hay matices. Para los expertos en el estudio de la morfopsicología, las verticales marcadas en el entrecejo, se atribuyen a personas inquietas y entusiastas, poco amigos de la monotonía y la pasividad. Las nasogenianas que viajan desde las aletas de la nariz hasta cerca de las comisuras de los labios o las conocidas como 'código de barras', que rodean el contorno de la boca y son típicas de personas fumadoras. Pero también si llegan hasta el mentón, delatan cierta negatividad o un carácter a la defensiva. 

Por otro lado, las arrugas horizontales que aparecen en la zona de las patas de gallo o la frente se asocian con personas expresivas, que suelen ayudarse de gestos para exteriorizar sus emociones. De poco sirve intentar controlarlas, pues Baró asegura que la cultura latina no solo es la más expresiva, sino también la que gesticula de forma más espontánea e inconsciente, por lo que en este caso descifrar el carácter de cualquier persona antes de conocerla se volvería más y más fácil con los años. En la morfopsicología, las horizontales que se sitúan en la frente de forma profunda son indicador de personas emocionales que viven con intensidad los problemas. Por su parte, las patas de gallo que se corresponden con las líneas venusinas, son síntoma de personas que viven con alegría y optimismo, en definitiva, de las que son felices.

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