Por qué la dieta de las 'celebrities' no es tan sana como parece

Varios estudios científicos aseguran que, aunque parezca saludable, la dieta cetogénica puede ser perjudicial a la larga

Por Regina Navarro

Kim Kardashian, Halle Berry, Gwyneth Paltrow o la actriz Vanessa Hugdens han asegurado en más de una ocasión que siguen la llamada dieta cetogénica. Un tipo de alimentación baja en carbohidratos, sin apenas lácteos, sin azúcar refinado. "Mi dieta consiste en comer alimentos de verdad. Tomo productos ricos en grasas y proteínas. Nos han hecho creer que las grasas son malas, pero en realidad es lo que te va a hacer sentir llena, más tiempo", explicaba Vanessa Hugdens en el programa The Rachael Ray Show. Si en una alimentación normal entre el 45-65% de las calorías que se consumen son en forma de hidratos de carbono, en este tipo de régimen las grasas pueden alcanzar un 75%, las proteínas un 20% y los hidratos un 5%. Una combinación que hará que el nivel de glucosa en sangre se reduzca drásticamente y obligará al cuerpo a adaptarse haciendo que, en consecuencia, queme más grasa.

Este tipo de dietas, en las que los carbohidratos se reducen drásticamente, se suelen utilizar de forma estratégica para perder peso de una forma rápida y eficaz. Sin embrago, a la larga no son necesariamente saludables. Algo que hasta el Dr. Axe, que ha hablado en innumerables ocasiones de los beneficios de la dieta cetogénica, reconoce en algunos de los posts que publica en su página web. Ya te adelantamos que, según un estudio publicado por la Universidad de Harvard, evitar estos ingredientes podía reducir tu memoria, hacer que tus músculos se fatigaran más rápido, que tuvieras hambre con más frecuencia e incluso llegaras a sufrir algún que otro mareo. Lisa Mosconi, profesora asociada de neurociencia de la Universidad de Nueva York, aseguraba en su libro Brain food: the surprising science of eating for cognitive power que, una buena salud cerebral, estaba ligada con una dieta rica en carbohidratos.

Sara Seidelmann, cardióloga e investigadora en nutrición del Hospital Brigham and Women's de Boston, ha publicado recientemente un estudio en The Lancest en el que indica que una dieta que prohíbe o reduce drásticamente algún grupo de alimentos puede ser muy perjudicial para la salud. Sobre todo, si se sustituyen por alimentos ricos en grasas -que son muy positivos para el cuerpo, pero en su justa medida- o en proteínas que provengan, en buena parte, de fuentes animales. Además, la Sociedad Europea de Cardiología aseguraba hace unas semanas en un comunicado que, en un reciente estudio, descubrieron que "las personas que consumían una dieta baja en carbohidratos tenían un mayor riesgo de enfermedades coronarias, apoplejía y cáncer". Maciej Banach, profesor de Medicina en la Universidad de Lodz en Polonia y coautor de este estudio asegura, además, que "estas dietas deben evitarse".

Buena parte de los expertos concluyen que una alimentación restrictiva suele provocar que se descuide el consumo de alimentos ricos en nutrientes que son los que realmente aseguran una buena salud. Karen Koenig, psicoterapeuta y autora del libro The rules of normal eating asegura que "los seres humanos están hechos para saber cómo comer intuitivamente y lo hemos estado haciendo desde el principio de los tiempos". Lo que hay que aprender es cómo hacerlo sin culpa y escuchando a nuestro cuerpo. Ella aconseja una alimentación intuitiva sana y equilibrada en la que te deshagas de la mentalidad de dieta, sacies tu hambre y, de vez en cuando, te concedas un capricho.

 

Muchos nutricionistas aseguran que el secreto de una alimentación equilibrada está en consumir alimentos de todos los grupos y combinarlos siguiendo las normas del plato de Harvard -ese que sugiere llenar la mitad con verduras, un cuarto de proteínas y otro cuarto de hidratos- y decir adiós a las restricciones. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que una dieta saludable debe ser baja en grasas (menos del 30 por ciento de las calorías totales), contener de tres a cinco piezas de fruta y verduras al día, incorporar la cantidad necesaria de proteína y una ingesta de hidratos de carbono que suponga entre el 55% y el 75% del consumo diario. Eso sí, es recomendable que se tomen carbohidratos complejos, presentes en cereales o arroces integrales, legumbresavena.

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