Resulta fascinante ese momento en el que, al terminar los desfiles de las grandes firmas de lujo, después de que se hayan mostrado las nuevas siluetas, tejidos y tendencias que definirán el escaparate de la moda en la próxima temporada, aparece en escena la figura detrás de todas esas creaciones: el artífice de lo que acabamos de ver, el director creativo, la mente que imagina y da vida a cada uno de los diseños que hemos visto en pasarela.
Y cuando el diseñador hace su aparición, lo hace vestido con una sencillez casi sorprendente. ¿Cómo puede ser que todos los diseños impecables que acabamos de ver hayan salido de la mente de esta persona que llega vestido en zapatillas y camiseta?
¿Por qué las grandes mentes de la moda visten siempre de básicos?
Diseñadores icónicos como Giorgio Armani, con sus camisetas o jerséis azul marino; Carolina Herrera y sus eternas camisas blancas; Wes Gordon, en chaquetas y pantalones negros básicos; Jonathan Anderson y sus eternos vaqueros rectos, o Chemena Kamali, con unas sencillas deportivas.
Parece que, en el mundo de los diseñadores, apostar por las prendas básicas es casi como un mantra, como una regla no escrita que hay que seguir. Y quién lo diría, resulta paradójico, que mentes tan creativas y brillantes capaces de crear tanta belleza y que estén en un constante bucle de inspiración y creación, en su día a día se rijan por estilos sobrios, limpios y sin grandes excesos.
Pero este fenómeno no se limita exclusivamente al ámbito de la moda. También lo hemos visto en otras figuras brillantes, como Steve Jobs y su reconocible jersey negro de cuello vuelto, o Mark Zuckerberg con su camiseta gris oscura. Ambos comparten una misma estética sencilla, donde apuestan por una especie de ‘uniforme’ visual que les define.
¿Qué hay detrás de esta decisión estilística? ¿Denota dejadez, comodidad, o, más bien, una decisión consciente y estratégica? En un mundo donde la apariencia ha llegado a adquirir un protagonismo casi sagrado, y es una potente herramienta de comunicación, los básicos se han convertido en el lenguaje de las mentes creativas. Para entender los porqués detrás de este fenómeno, hablamos con la asesora de imagen, Elena Regadera (@helen_rg).
El uniforme de los creativos: “es un lienzo en blanco”
“El vestuario funciona como un lenguaje silencioso”, comienza explicando la experta en imagen. Lo que vestimos -y también lo que elegimos no vestir- expresa un mensaje que va más allá de las palabras. Estamos comunicando a través de nuestra imagen y nuestra ropa. Elena subraya que, aunque estemos en un momento en el que la moda aboga más por el exceso, el ‘más es más’ y las estridencias, está teniendo lugar un resurgir de los básicos, de las prendas atemporales y los colores neutros. “Sin querer caer en un estilo anodino o sin alma, se busca crear una imagen que tenga carácter”, explica. La experta aclara que en moda, “renunciar a los estampados no significa renunciar al estilo”.
Al optar por prendas lisas, con colores sólidos y cortes limpios, sin estampados ni adornos que distraigan, se permite que “entren en juego otros elementos como las texturas, la caída de los tejidos, la estructura de la prenda…y todo ello comunica de una forma más sutil y sofisticada”. Y aquí, Elena enfatiza en un concepto clave: “un vestuario limpio, depurado, funciona como un lienzo en blanco. Comunica claridad, intención y disciplina. Y puede convertirse en una firma personal muy potente”.
En el caso de los diseñadores, cineastas, artistas u otras mentes creativas, la asesora de imagen explica que muchos han hecho del uniforme personal “una herramienta de expresión tan eficaz como silenciosa”. Más allá de liberar espacio mental, lo que buscan es transmitir que, “cuando la ropa no compite con tu mensaje, tu mensaje se vuelve más poderoso”.
El creador adopta un papel neutro y silencioso, desaparece como figura visual, para que sea su obra lo que ocupe el centro. Han construido su imagen a partir un uniforme muy consolidado basado en básicos, prendas que proyectan claridad, coherencia y seguridad, en lugar de un estilo aburrido o descuidado. Esta elección estilística responde a una estrategia consciente y meditada, donde se establece un vínculo reconocible entre prenda y figura, como nos explica la experta: “son prendas que les identifican, con las que se sienten cómodos y representan valores de su marca”.
La asesora de imagen añade que, lejos de ser una falta de creatividad lo que sostengan los estilismos neutros y básicos de estas personalidades, explica que “tener un uniforme bien pensado puede ser una declaración estética en sí misma. Lo realmente creativo es saber elegir lo esencial, quedarte con las piezas que realmente te representan y construir sobre ellas una identidad coherente”. En un mundo saturado visualmente, quien mantiene una línea estilística limpia y basada en prendas neutras, transmite una mayor seguridad y control sobre la propia narrativa.
Además, Elena Regadera apunta que esta decisión de apostar por prendas básicas y neutras también responde a un objetivo práctico de “simplificar” decisiones cotidianas, como puede ser simplemente “qué ponerse”: “quieren encontrar una identidad visual que no les complique su elección de vestuario en el día a día, para proteger así su energía creativa liberando espacio mental para las grandes decisiones”.
Al final, los creativos abogan por prendas básicas como un acto de renuncia de sí mismos, en pos de su obra, como un “desaparece mi figura para que sea mi obra lo que brille”. Es una estrategia para dar valor a lo que crean, a su legado, más que a quiénes son ellos.











