No es ninguna novedad saber que todas y cada una de las mujeres de este planeta recurren, tarde o temprano, a abrir de par en par el armario de sus madres y rescatar las joyas que se esconden en su interior. Las traemos a nuestro tiempo actual, a las modas del momento y a la estética que hoy día prima en la calle, pero siempre permanece cierto halo de nostalgia y recuerdos de una época donde el mundo iba más lento y la moda parecía más auténtica y personal. Este fenómeno de robarle la ropa a tu madre nos pasa a todas, da igual que ella sea abogada, frutera, o actriz de cine. Porque sí, cómo debe ser que tu madre sea una estrella de la pantalla y que en su armario -más bien apostaría por vestidor…- guarde prendas con las que haya desfilado por la alfombra roja o que incluso haya ganado un Oscar.
La panorámica del cine está repleta de estrellas femeninas que han sido iconos de su época, han dejado huella por su estilo, y han allanado el camino a los nuevos rostros que hoy definen el cine contemporáneo, las jóvenes promesas de un arte por el que pasa el tiempo pero nunca desfallece. Estas son las hijas de las actrices que siguen los pasos de sus madres y toman el relevo en el cine, como es el caso de Lily-Rose Depp (Vanessa Paradis), Dakota Johnson (Melanie Griffith), Zoë Kravitz (Lisa Bonet) o Margaret Qualley (Andie MacDowell), que este viernes estrena en España Blue Moon; un biopic dirigido por Richard Linklater que narra los últimos años de vida del compositor Lorenz Hart.
Cada una de ellas está construyendo su propio camino en el cine, pero nunca se olvidan de quien ha sido su inspiración más importante y, a pesar de que cada una tenga una personalidad y una identidad estética muy definida, encontramos espejismos e influencias del estilo de sus madres en sus estilismos. Y, por supuesto, todas en algún momento han recurrido a coger prestada alguna prenda icónica de sus armarios, recordándonos que la moda es cíclica y que el estilo puede heredarse.
Una de las mujeres del momento es sin duda Margaret Qualley. La actriz de 31 fue lanzada a la fama tras ser “descubierta” por Quentin Tarantino y ser convertida en la hippie que filtreaba con Brad Pitt y restregaba sus sucios y descalzos pies contra la luna de su coche en Érase una vez en Hollywood. Su aparición en la película le valió para desprenderse de la etiqueta nepobaby y consolidarla como una de las actrices promesa de las nuevas generaciones. Después fue enlazando papeles en producciones hasta que el año pasado protagonizó La Sustancia, junto a Demi Moore, y le valió para quedarse a las puertas de las nominaciones para los Oscar, y hacerse mundialmente conocida.
Además de su prometedora carrera en el cine, Margaret Qualley destaca por su estilo minimalista, natural, donde siempre prima una elegancia sencilla y ciertos aires vintage que la hacen conectar con la estética y la esencia de su madre Andie MacDowell en los 90. Y le ha llevado a ‘robarle’ ropa en más de una ocasión.
Madres e hijas actrices: herederas de una forma de mirar la moda
Cuando hablamos de qué heredan las hijas de sus madres actrices, podemos pensar que se limita simplemente a su amplio repertorio de prendas de lujo, vestidazos de gala y joyas superespeciales. Pero eso no sería más que el precioso envoltorio que esconde mucho más: “ellas no heredan las prendas, sino la mirada estética, la forma de comprender y vivir la moda, la intuición para elegir piezas que conecten con su propia identidad”, nos explica la estilista Mónica Gallardo. Un sexto sentido para combinar las prendas, elegirlas y hacerlas suyas, llevarlas a su propio estilo sin renunciar a la herencia de sus madres.
En el caso de Margaret, la hija de Andie MacDowell hereda algo mucho más valioso que las prendas en sí, “es la belleza natural y el código de elegancia sin esfuerzo que comparten ambas. Margaret ha absorbido de su madre una manera relajada y auténtica de relacionarse con la moda. Las dos irradian ese encanto atemporal que no pretende llamar la atención, sino expresar su esencia”, apunta la estilista Cristina Terrón, y añade que “Andie fue un símbolo de naturalidad en los 90, Margaret encarna esta misma filosofía en una nueva era: espontánea, imperfecta, sofisticada”.
Cuando Margaret utiliza ropa del armario de su madre, no solo es una elección estilística, sino que también puede entenderse, como nos explica el estilista Víctor Blanco, como “una forma de homenajear a su madre, un guiño que quiere comunicar que ella está viviendo lo que su madre vivió en su momento, y de esta manera -llevando su ropa- la honra a ella y a todo lo que ha logrado”. El experto también apela al vínculo emocional que se crea entre madre e hija a través de una prenda cuando la visten las dos: “es una manera de llevar un pedazo de su madre con ella en ocasiones importantes. Representa que, aun en un mundo lleno de glamour y vestidos de alta costura, la familia es importante y llevar piezas familiares, un refugio”.
Este mismo fenómeno podemos observarlo también en otros dúos madre-hija, como Zoë Kravitz y Lisa Bonet, que comparten esa esencia bohemia y minimalista, marcada por un espíritu libre y un estilo alejado de las tendencias pasajeras; Dakota Johnson y Melanie Griffith, que apuestan por una feminidad clásica; y Lily-Rose Depp y su madre, Vanessa Paradis, exponentes del estilo delicado francés, desenfadado pero sofisticado.
Qué lecciones aprenden las hijas de Hollywood
En la meca del cine, las hijas de las actrices aprenden que en moda, lo importante no es el estatus que les permite acceder a piezas icónicas, sino la forma en que las visten y la imagen que proyectan: “Margaret Qualley o Lily-Rose Depp pueden rescatar archivos de Chanel o Saint Laurent, pero la diferencia está en cómo los reinterpretan con naturalidad. La moda deja de ser solo ostentación para convertirse en narrativa personal: llevar un vestido de tu madre es hablar de tu historia”, explica la estilista Cristina Terrón. Ellas más que nadie saben del poder de la imagen, de la fuerza que posee, de las historias que pueden contar a través de ella. Vestir no es para ellas un mero acto rutinario, es siempre una manera de comunicar y de reafirmar la propia identidad.
“Las madres de Hollywood de los 80 y 90, como es el caso de Andie MacDowell o Melanie Griffith, transmiten una lección vital a sus hijas: una visión del glamour más orgánica, sin tanta producción, donde la naturalidad se vuelve sofisticada. Es una lección especialmente valiosa en una sociedad donde ahora es tendencia lo ‘artificial’ y lo hiperproducido’”, concluye Cristina.
Las lecciones que han podido aprender Margaret Qualley, Zoë Kravitz, Dakota Johnson o Lily-Rose Depp son también lecciones que podemos aprender nosotras de nuestras madres, sin necesidad de un estatus o un amplio repertorio de piezas exclusivas. La estilista Mónica Gallardo las analiza desde la perspectiva de las hijas actrices:
- Vístete desde quien eres, confiando en tu instinto, Melanie Griffith siempre buscó el glamour desde esa seguridad, y Dakota ahora repite esta misma fórmula.
- Abogar por la sencillez y por piezas que acompañen, como Lisa Bonet ha enseñado a Zoë en su estética minimalista.
- Prioriza ser auténtica antes que seguir la tendencia, al igual que Vanessa Paradis transmitió a Lily Rose que la elegancia se encuentra en ser fiel a tu esencia, incluso en alfombra roja.
Actrices como Lily-Rose Depp, Margaret Qualley, Zoë Kravitz o Dakota Johnson tienen en común un mismo principio: la libertad estética y la autenticidad como claves para crear su propio estilo e identidad, que les permita diferenciarse del estilo de sus madres, pero sin dejar de lado la herencia emocional y estética. “Ponerse la ropa de sus madres no es una manera de copiar, sino darle continuación a un legado”, opina Víctor Blanco, poniendo de ejemplo a la actriz Zoë Kravitz y cómo continúa la línea de su madre Lisa Bonet en claves bohemias mediante tejidos fluidos y prendas minimalistas. “Todos estos dúos madre-hija comparten una belleza atemporal que nunca pasará de moda gracias a su ‘simplicidad’ y manera de adoptar estilos auténticos que perduran”.















