"Ponte algo atrevido, como para burlarte de las convenciones", era una de las frases que destacaba en la carta de amor que servía como invitación al desfile de Versace Primavera/Verano 2026. Una presentación que ha supuesto el debut del italiano Dario Vitale, que toma las riendas de la dirección creativa de la casa de modas, después de que Donatella se despidiese del puesto en marzo para dar paso al diseñador que antes se encargaba de dar forma a las prendas de Miu Miu.
Desde los primeros compases, Vitale quiso sacudir las expectativas: el montaje no fue la típica pasarela, sino una instalación en la Pinacoteca Ambrosiana que mezclaba lo doméstico con lo teatral. Un colchón deshecho, toallas dobladas, ollas o sartenes descansaban alrededor, para transmitir la belleza de lo imperfecto. Los modelos se movían como si entráramos en la intimidad de una casa, una metáfora de esta nueva era Versace que busca acercarse a la realidad sin perder su carácter provocador y sensual.
Vimos guiños a los años ochenta, con chaquetas de hombros marcados, detalles metalizados, colores muy vibrantes y siluetas ceñidas. Vestidos que parecían inacabados, costuras visibles, cremalleras abiertas y tops que dejaban asomar la piel. El ADN sensual de la casa seguía presente, pero tratado con un toque más orgánico, encontrando el equilibrio entre lo ostentoso y lo minimalista.
Vitale, que asume el liderazgo en un momento de cambio para la marca, logró aportar su visión sin borrar la esencia de Gianni y Donatella, que por primera vez en 47 años de historia, no supervisan una colección. Entre las modelos, destacó la presencia de la española Cala Moragas, encargada de abrir el desfile. Es la hija del político Jorge Moragas, que ejerció como jefe de gabinete de Mariano Rajoy, y ha estudiado Fashion Business Management en Nueva York. Ahora, celebra con esta presentación todo un logro como modelo.